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François Carillon
Bourgogne39,80₣
37,81₣/ud (-5%)
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François Carillon
Puligny Montrachet128,01₣
121,61₣/ud (-5%)
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François Carillon
Chassagne Montrachet 1er Cru153,64₣
145,96₣/ud (-5%)
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François Carillon
Saint Aubin 1er Cru41,63₣
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François Carillon
Saint Aubin 1er Cru102,41₣
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François Carillon
Puligny Montrachet 1er Cru166,25₣
Mostrando 1 a 13 de 13
Comprar Vino de François Carillon
Puligny‑Montrachet es sinónimo de elegancia en la Côte de Beaune, y pocos nombres encarnan mejor ese espíritu que François Carillon. La historia familiar comienza en 1520 con Jean Carillon como viticultor en estas tierras. Desde entonces, el linaje ha mantenido una relación íntima con la vid, generación tras generación. El actual Domaine François Carillon nace en 2010, cuando François —tras años de trabajo junto a su padre Louis y una posterior división con su hermano Jacques— decide imprimir su sello personal a este ilustre apellido.
Su visión es clara: interpretar el terroir de Puligny‑Montrachet con la máxima precisión, buscando vinos puros, vibrantes y profundamente borgoñones. Su lema, “entre pasión y precisión”, resume bien su enfoque: una viticultura sostenible y una vinificación rigurosa, siempre al servicio del vino.
Viñedos vivos, vinos verdaderos
François Carillon abarca unas 16 hectáreas repartidas entre Puligny‑Montrachet, Chassagne‑Montrachet y Saint‑Aubin, con parcelas que incluyen Premier Cru como Les Perrières, Folatières, Champs‑Gain y Les Combettes. Cada suelo —desde calizas y margas hasta gravas y arenas— marca de forma indeleble el carácter del vino, y François busca que esa huella se exprese sin distorsión.
La densidad de plantación es alta (≈ 10.000 cepas/ha), obligando a las raíces a profundizar. No se emplean herbicidas; se labra con caballo y se utiliza compost orgánico. Este respeto por el equilibrio natural del viñedo es esencial para obtener uvas sanas, concentradas y llenas de energía.
Bodega sin dogmas, sólo precisión
En la bodega, la intervención es mínima pero meticulosa. El prensado neumático es suave, la fermentación ocurre en barricas (con un máximo de 10-15 % de roble nuevo incluso en los mejores crus), y la crianza se realiza sobre lías durante 12 meses. Luego, un reposo de unos 6 meses en depósitos de acero inoxidable permite al vino afinarse antes del embotellado.
El resultado son vinos blancos de Borgoña tensos, limpios, con una acidez precisa, textura sedosa y un fondo mineral que refleja de forma nítida el carácter de cada parcela. No hay espacio para modas ni dogmas: solo para el terroir.
Puligny con firma propia
Los vinos de François Carillon destacan por su elegancia sobria. El Puligny‑Montrachet “Les Enseignères”, por ejemplo, posee una estructura y profundidad dignas de un Premier Cru, con notas de cítricos maduros, flores blancas y un final salino. Las cuvées de Premier Cru —como Champs‑Gain o Folatières— elevan esta expresión hacia una dimensión más compleja, con capas de fruta, tensión calcárea y un potencial de guarda excepcional.
Cada vino es una pieza afinada de relojería, que huye de la opulencia en favor de la pureza.
Un estilo que habla bajo, pero dice mucho
Mientras otros productores apuestan por vinos más exuberantes, François Carillon defiende una visión más contenida: vinos que seducen por su armonía, no por su volumen. Esto los convierte en aliados perfectos de la mesa, con una capacidad de evolución que premia la paciencia.
Los suyos no son vinos de impacto inmediato, sino de susurros persistentes. Blancos que invitan a escuchar lo que el suelo tiene que decir, año tras año, sin interferencias.
Beber François Carillon es, sencillamente, entender por qué Puligny‑Montrachet es el corazón palpitante del Chardonnay más fino del mundo.
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39,80₣
37,81₣/ud (-5%)
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41,45₣
39,37₣/ud (-5%)
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Comprar Vino de François Carillon
Puligny‑Montrachet es sinónimo de elegancia en la Côte de Beaune, y pocos nombres encarnan mejor ese espíritu que François Carillon. La historia familiar comienza en 1520 con Jean Carillon como viticultor en estas tierras. Desde entonces, el linaje ha mantenido una relación íntima con la vid, generación tras generación. El actual Domaine François Carillon nace en 2010, cuando François —tras años de trabajo junto a su padre Louis y una posterior división con su hermano Jacques— decide imprimir su sello personal a este ilustre apellido.
Su visión es clara: interpretar el terroir de Puligny‑Montrachet con la máxima precisión, buscando vinos puros, vibrantes y profundamente borgoñones. Su lema, “entre pasión y precisión”, resume bien su enfoque: una viticultura sostenible y una vinificación rigurosa, siempre al servicio del vino.
Viñedos vivos, vinos verdaderos
François Carillon abarca unas 16 hectáreas repartidas entre Puligny‑Montrachet, Chassagne‑Montrachet y Saint‑Aubin, con parcelas que incluyen Premier Cru como Les Perrières, Folatières, Champs‑Gain y Les Combettes. Cada suelo —desde calizas y margas hasta gravas y arenas— marca de forma indeleble el carácter del vino, y François busca que esa huella se exprese sin distorsión.
La densidad de plantación es alta (≈ 10.000 cepas/ha), obligando a las raíces a profundizar. No se emplean herbicidas; se labra con caballo y se utiliza compost orgánico. Este respeto por el equilibrio natural del viñedo es esencial para obtener uvas sanas, concentradas y llenas de energía.
Bodega sin dogmas, sólo precisión
En la bodega, la intervención es mínima pero meticulosa. El prensado neumático es suave, la fermentación ocurre en barricas (con un máximo de 10-15 % de roble nuevo incluso en los mejores crus), y la crianza se realiza sobre lías durante 12 meses. Luego, un reposo de unos 6 meses en depósitos de acero inoxidable permite al vino afinarse antes del embotellado.
El resultado son vinos blancos de Borgoña tensos, limpios, con una acidez precisa, textura sedosa y un fondo mineral que refleja de forma nítida el carácter de cada parcela. No hay espacio para modas ni dogmas: solo para el terroir.
Puligny con firma propia
Los vinos de François Carillon destacan por su elegancia sobria. El Puligny‑Montrachet “Les Enseignères”, por ejemplo, posee una estructura y profundidad dignas de un Premier Cru, con notas de cítricos maduros, flores blancas y un final salino. Las cuvées de Premier Cru —como Champs‑Gain o Folatières— elevan esta expresión hacia una dimensión más compleja, con capas de fruta, tensión calcárea y un potencial de guarda excepcional.
Cada vino es una pieza afinada de relojería, que huye de la opulencia en favor de la pureza.
Un estilo que habla bajo, pero dice mucho
Mientras otros productores apuestan por vinos más exuberantes, François Carillon defiende una visión más contenida: vinos que seducen por su armonía, no por su volumen. Esto los convierte en aliados perfectos de la mesa, con una capacidad de evolución que premia la paciencia.
Los suyos no son vinos de impacto inmediato, sino de susurros persistentes. Blancos que invitan a escuchar lo que el suelo tiene que decir, año tras año, sin interferencias.
Beber François Carillon es, sencillamente, entender por qué Puligny‑Montrachet es el corazón palpitante del Chardonnay más fino del mundo.
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