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Comprar Vino de Viñedos y Bodegas Pittacum
En el año 1998 nació Bodegas Pittacum con una ambición clara: rescatar la esencia de la Mencía y dar voz al paisaje único del Bierzo. Situada en Arganza, esta pequeña gran bodega ha hecho de la autenticidad su emblema. No buscaban inventar nada nuevo, sino escuchar lo que la tierra tenía que decir. Y lo dijeron con vino.
Un viñedo viejo, vivo y sabio
Las 40 hectáreas de viñedo con las que trabaja Pittacum —gran parte de ellas con cepas de entre 50 y 100 años— no son simples terrenos cultivables. Son testigos de generaciones. Cada parcela, cada orientación, cada metro de suelo arcilloso o pizarroso cuenta una historia. El microclima atlántico-continental del Bierzo, con sus noches frescas y sus días suaves, permite que la Mencía madure lentamente, desarrollando frescura, estructura y una sorprendente complejidad aromática.
La bodega: precisión sin artificios
Desde que Pittacum se integró en el Grupo Terras Gauda en 2002, ha mantenido su alma artesanal, pero con un impulso técnico y una filosofía aún más clara: intervenir lo justo. La vinificación se adapta a cada vendimia y parcela. Barricas sí, pero sin disfrazar la fruta. Crianza, sí, pero al servicio del equilibrio. Aquí no hay dogmas: solo respeto por la uva y por lo que el año nos ha dado.
Los vinos: carácter sin maquillaje
Petit Pittacum es la puerta de entrada: sin paso por madera, vibrante, directo, con notas de frutos rojos, flor silvestre y ese fondo mineral tan berciano. Pittacum Crianza va un paso más allá, con una selección parcelaria, crianza sutil, profundidad y elegancia. Un vino que revela el alma de la Mencía, con taninos maduros y un final largo, especiado y fresco. Cada botella lleva dentro una parte del Bierzo, no sólo por la uva, sino por el carácter, la mesura y la verdad sin adornos. Pittacum no busca impresionar, sino emocionar.
Visitar la bodega: una experiencia que deja huella
Quien visita Pittacum entiende que aquí el vino se vive, no solo se produce. La casona del siglo XIX que alberga la bodega, las vistas sobre los valles, las catas frente a barricas de roble y las charlas con quienes cuidan cada cepa hacen de la visita un viaje al corazón del vino berciano.
Pittacum sabe a raíces, a honestidad, a paisaje
Más que una bodega, Pittacum es una forma de entender el vino. Una declaración de principios que pone la tierra por delante de la moda, la uva por delante de la técnica, y el sabor por delante del artificio.
En cada copa de Pittacum hay una promesa cumplida: la de que el Bierzo tiene mucho que decir. Y aquí, lo dice en voz alta.
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Comprar Vino de Viñedos y Bodegas Pittacum
En el año 1998 nació Bodegas Pittacum con una ambición clara: rescatar la esencia de la Mencía y dar voz al paisaje único del Bierzo. Situada en Arganza, esta pequeña gran bodega ha hecho de la autenticidad su emblema. No buscaban inventar nada nuevo, sino escuchar lo que la tierra tenía que decir. Y lo dijeron con vino.
Un viñedo viejo, vivo y sabio
Las 40 hectáreas de viñedo con las que trabaja Pittacum —gran parte de ellas con cepas de entre 50 y 100 años— no son simples terrenos cultivables. Son testigos de generaciones. Cada parcela, cada orientación, cada metro de suelo arcilloso o pizarroso cuenta una historia. El microclima atlántico-continental del Bierzo, con sus noches frescas y sus días suaves, permite que la Mencía madure lentamente, desarrollando frescura, estructura y una sorprendente complejidad aromática.
La bodega: precisión sin artificios
Desde que Pittacum se integró en el Grupo Terras Gauda en 2002, ha mantenido su alma artesanal, pero con un impulso técnico y una filosofía aún más clara: intervenir lo justo. La vinificación se adapta a cada vendimia y parcela. Barricas sí, pero sin disfrazar la fruta. Crianza, sí, pero al servicio del equilibrio. Aquí no hay dogmas: solo respeto por la uva y por lo que el año nos ha dado.
Los vinos: carácter sin maquillaje
Petit Pittacum es la puerta de entrada: sin paso por madera, vibrante, directo, con notas de frutos rojos, flor silvestre y ese fondo mineral tan berciano. Pittacum Crianza va un paso más allá, con una selección parcelaria, crianza sutil, profundidad y elegancia. Un vino que revela el alma de la Mencía, con taninos maduros y un final largo, especiado y fresco. Cada botella lleva dentro una parte del Bierzo, no sólo por la uva, sino por el carácter, la mesura y la verdad sin adornos. Pittacum no busca impresionar, sino emocionar.
Visitar la bodega: una experiencia que deja huella
Quien visita Pittacum entiende que aquí el vino se vive, no solo se produce. La casona del siglo XIX que alberga la bodega, las vistas sobre los valles, las catas frente a barricas de roble y las charlas con quienes cuidan cada cepa hacen de la visita un viaje al corazón del vino berciano.
Pittacum sabe a raíces, a honestidad, a paisaje
Más que una bodega, Pittacum es una forma de entender el vino. Una declaración de principios que pone la tierra por delante de la moda, la uva por delante de la técnica, y el sabor por delante del artificio.
En cada copa de Pittacum hay una promesa cumplida: la de que el Bierzo tiene mucho que decir. Y aquí, lo dice en voz alta.
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