Mostrando 1 a 6 de 6
Comprar Vino de Frédéric Cossard
En el mundo tan codificado de la Borgoña, Frédéric Cossard irrumpe como un viento libre, irreverente y profundamente fiel a la tierra. No viene de una dinastía de viticultores: su historia comienza entre vacas lecheras y termina en un viñedo donde cada cepa respira con libertad.
Fue en 1996 cuando fundó Domaine de Chassorney, alquilando sus primeras parcelas en Saint-Romain y Auxey-Duresses. Poco a poco fue extendiéndose por la Côte de Beaune, pero siempre con una premisa clara: hacer vinos naturales que no se parezcan a ninguno. El resultado es una Borgoña sin corsé, donde el terroir se expresa con nitidez y emoción.
Una viticultura sin maquillaje
Desde el inicio, Frédéric Cossard trabaja con métodos ecológicos y biodinámicos, sin dogmas pero con un respeto radical por la viña. La vendimia manual, las intervenciones mínimas y el equilibrio entre suelo y cepa son su forma de escuchar a la naturaleza. Cada parcela, cada añada, es un diálogo distinto.
La bodega como prolongación del viñedo
En bodega, Frédéric Cossard rompe con los esquemas clásicos de la región: fermentaciones espontáneas, sin filtrados ni clarificaciones agresivas. Utiliza huevos de hormigón, ánforas o incluso qvevris para la crianza, permitiendo que el vino respire y se exprese con libertad.
No hay "receta" en su método, solo una búsqueda obsesiva por capturar la pureza del instante. Como él mismo dice: “No hago vino natural por moda, sino porque es la única manera de que la uva diga la verdad”.
Un legado que continúa
En 2021, cede la gestión de Domaine de Chassorney a Aurélien Verdet, quien comparte su sensibilidad. Frédéric Cossard sigue vinificando bajo su propio nombre, seleccionando uvas de confianza y aplicando la misma filosofía. El legado sigue vivo, sin volverse estático.
¿Y en la copa?
Los vinos de Frédéric Cossard son pura energía. Tintos con fruta nítida, taninos finos y una frescura vibrante. Blancos con textura y tensión. Aromas de cereza, frambuesa, tierra húmeda, hierbas silvestres. Todo está ahí, pero sin gritar. Como un paisaje contado al oído.
Por qué importa
En un mundo del vino donde la perfección se ha vuelto norma, Frédéric Cossard propone otra cosa: emoción, verdad, libertad. Sus vinos no buscan agradar a todos, pero quien los entiende, los guarda en la memoria. Son botellas que hablan, con acento borgoñón y alma propia.
Frédéric Cossard no sólo elabora vino. Declara, con cada botella, que hay otra Borgoña posible. Una más humana, más salvaje, más sincera. Y quizá, más eterna.
--- ;
-
-
- ;
-
42,99₣
40,84₣/ud (-5%)
-
64,45₣
61,23₣/ud (-5%)
- ;
Comprar Vino de Frédéric Cossard
En el mundo tan codificado de la Borgoña, Frédéric Cossard irrumpe como un viento libre, irreverente y profundamente fiel a la tierra. No viene de una dinastía de viticultores: su historia comienza entre vacas lecheras y termina en un viñedo donde cada cepa respira con libertad.
Fue en 1996 cuando fundó Domaine de Chassorney, alquilando sus primeras parcelas en Saint-Romain y Auxey-Duresses. Poco a poco fue extendiéndose por la Côte de Beaune, pero siempre con una premisa clara: hacer vinos naturales que no se parezcan a ninguno. El resultado es una Borgoña sin corsé, donde el terroir se expresa con nitidez y emoción.
Una viticultura sin maquillaje
Desde el inicio, Frédéric Cossard trabaja con métodos ecológicos y biodinámicos, sin dogmas pero con un respeto radical por la viña. La vendimia manual, las intervenciones mínimas y el equilibrio entre suelo y cepa son su forma de escuchar a la naturaleza. Cada parcela, cada añada, es un diálogo distinto.
La bodega como prolongación del viñedo
En bodega, Frédéric Cossard rompe con los esquemas clásicos de la región: fermentaciones espontáneas, sin filtrados ni clarificaciones agresivas. Utiliza huevos de hormigón, ánforas o incluso qvevris para la crianza, permitiendo que el vino respire y se exprese con libertad.
No hay "receta" en su método, solo una búsqueda obsesiva por capturar la pureza del instante. Como él mismo dice: “No hago vino natural por moda, sino porque es la única manera de que la uva diga la verdad”.
Un legado que continúa
En 2021, cede la gestión de Domaine de Chassorney a Aurélien Verdet, quien comparte su sensibilidad. Frédéric Cossard sigue vinificando bajo su propio nombre, seleccionando uvas de confianza y aplicando la misma filosofía. El legado sigue vivo, sin volverse estático.
¿Y en la copa?
Los vinos de Frédéric Cossard son pura energía. Tintos con fruta nítida, taninos finos y una frescura vibrante. Blancos con textura y tensión. Aromas de cereza, frambuesa, tierra húmeda, hierbas silvestres. Todo está ahí, pero sin gritar. Como un paisaje contado al oído.
Por qué importa
En un mundo del vino donde la perfección se ha vuelto norma, Frédéric Cossard propone otra cosa: emoción, verdad, libertad. Sus vinos no buscan agradar a todos, pero quien los entiende, los guarda en la memoria. Son botellas que hablan, con acento borgoñón y alma propia.
Frédéric Cossard no sólo elabora vino. Declara, con cada botella, que hay otra Borgoña posible. Una más humana, más salvaje, más sincera. Y quizá, más eterna.
--



