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Comprar Destilado de Bodegas Terras Gauda
Donde el Atlántico se abraza con el Miño y la bruma salina acaricia las laderas verdes del Rosal, nace Terras Gauda, una bodega que ha logrado convertir el alma atlántica de Galicia en vino. Fundada en 1989 por un grupo de emprendedores gallegos liderados por José María Fonseca Moretón, su historia es la de una visión valiente: la de dignificar las variedades autóctonas gallegas y elevarlas al escenario internacional con vinos que emocionan por su autenticidad y su expresión de origen.
Un viñedo entre el mar y la montaña
El terruño de Terras Gauda no es simplemente tierra: es un paisaje vivo de 160 hectáreas entre el mar y la montaña, con parcelas orientadas al sur y al suroeste que maximizan la exposición solar y favorecen una maduración equilibrada de la uva. Los suelos, de textura franca y excelente drenaje, combinan esquistos, granito descompuesto y aluviones, lo que aporta una mineralidad característica y un sello propio a cada variedad. Allí, Albariño, Caíño Blanco y Loureira encuentran un equilibrio perfecto entre frescura, estructura y elegancia aromática. A menos de 100 metros sobre el nivel del mar, los viñedos se benefician de un microclima excepcional, templado por la influencia oceánica e hidratado por la lluvia abundante que caracteriza a las Rías Baixas.
Pasión por el detalle desde 1990
Desde su primera cosecha en 1990, Terras Gauda ha cultivado una pasión por la excelencia que la ha llevado a convertirse en uno de los referentes más emblemáticos de Galicia. Pero lo que la distingue no es solo la calidad de sus vinos, sino también su espíritu pionero. En colaboración con el CSIC, han liderado investigaciones para la selección clonal del Albariño y la recuperación de variedades casi olvidadas como el Caíño Blanco, reafirmando su compromiso con la biodiversidad y la identidad vitivinícola de su tierra.
De Galicia al mundo pasando por Bierzo, Duero y Rioja
Esta búsqueda de la autenticidad no se detiene en Galicia. Terras Gauda ha tejido una red de bodegas que recorre la geografía vinícola de España con una coherencia admirable. En 2002, sumó a su grupo a Pittacum en el Bierzo, con la elegancia de la Mencía; en 2010, se instaló en la Ribera del Duero con Quinta Sardonia y su apuesta biodinámica por tintos de alma profunda; y en 2018, cruzó a Rioja con la Compañía de Vinos Heraclio Alfaro, cerrando un círculo de diversidad que mantiene un hilo común: el respeto absoluto por el viñedo y el lugar.
Sostenibilidad que se siente en la copa
Ese respeto también se traduce en sostenibilidad. Terras Gauda no solo produce vino, sino que escucha a la tierra. Participa en proyectos europeos como NOVATERRA, buscando alternativas ecológicas a los fitosanitarios, y ha implementado prácticas de economía circular que convierten los residuos de la vendimia en fertilizante natural. Cada decisión, desde la viña hasta la botella, está guiada por una ética ambiental que honra la naturaleza de la que nacen sus vinos.
Vinos que hablan gallego y se entienden en todo el mundo
La joya de su colección, el Terras Gauda, es un blanco singular que encarna la filosofía de la casa: una mezcla precisa de Albariño, Caíño Blanco y Loureira, que da lugar a un vino de textura envolvente, notas de fruta blanca, recuerdos florales y una mineralidad atlántica que perdura en el paladar. Junto a él, el Abadía de San Campio, ahora con una etiqueta firmada por Javier Mariscal, muestra la cara más vibrante y pura del Albariño, mientras que etiquetas como La Mar o Terras Gauda Etiqueta Negra expresan diferentes matices del mismo territorio con una sofisticación enológica admirable.
Un rincón del Rosal con alma viajera
Su proyección internacional, con presencia en más de 60 países, desde Noruega hasta Sri Lanka, es prueba de que el espíritu gallego embotellado tiene eco en el mundo. Pero Terras Gauda no ha perdido su esencia: quien visita su bodega en O Rosal descubre un lugar donde la tradición y la innovación se dan la mano, donde el vino es cultura, naturaleza y pasión.
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Comprar Destilado de Bodegas Terras Gauda
Donde el Atlántico se abraza con el Miño y la bruma salina acaricia las laderas verdes del Rosal, nace Terras Gauda, una bodega que ha logrado convertir el alma atlántica de Galicia en vino. Fundada en 1989 por un grupo de emprendedores gallegos liderados por José María Fonseca Moretón, su historia es la de una visión valiente: la de dignificar las variedades autóctonas gallegas y elevarlas al escenario internacional con vinos que emocionan por su autenticidad y su expresión de origen.
Un viñedo entre el mar y la montaña
El terruño de Terras Gauda no es simplemente tierra: es un paisaje vivo de 160 hectáreas entre el mar y la montaña, con parcelas orientadas al sur y al suroeste que maximizan la exposición solar y favorecen una maduración equilibrada de la uva. Los suelos, de textura franca y excelente drenaje, combinan esquistos, granito descompuesto y aluviones, lo que aporta una mineralidad característica y un sello propio a cada variedad. Allí, Albariño, Caíño Blanco y Loureira encuentran un equilibrio perfecto entre frescura, estructura y elegancia aromática. A menos de 100 metros sobre el nivel del mar, los viñedos se benefician de un microclima excepcional, templado por la influencia oceánica e hidratado por la lluvia abundante que caracteriza a las Rías Baixas.
Pasión por el detalle desde 1990
Desde su primera cosecha en 1990, Terras Gauda ha cultivado una pasión por la excelencia que la ha llevado a convertirse en uno de los referentes más emblemáticos de Galicia. Pero lo que la distingue no es solo la calidad de sus vinos, sino también su espíritu pionero. En colaboración con el CSIC, han liderado investigaciones para la selección clonal del Albariño y la recuperación de variedades casi olvidadas como el Caíño Blanco, reafirmando su compromiso con la biodiversidad y la identidad vitivinícola de su tierra.
De Galicia al mundo pasando por Bierzo, Duero y Rioja
Esta búsqueda de la autenticidad no se detiene en Galicia. Terras Gauda ha tejido una red de bodegas que recorre la geografía vinícola de España con una coherencia admirable. En 2002, sumó a su grupo a Pittacum en el Bierzo, con la elegancia de la Mencía; en 2010, se instaló en la Ribera del Duero con Quinta Sardonia y su apuesta biodinámica por tintos de alma profunda; y en 2018, cruzó a Rioja con la Compañía de Vinos Heraclio Alfaro, cerrando un círculo de diversidad que mantiene un hilo común: el respeto absoluto por el viñedo y el lugar.
Sostenibilidad que se siente en la copa
Ese respeto también se traduce en sostenibilidad. Terras Gauda no solo produce vino, sino que escucha a la tierra. Participa en proyectos europeos como NOVATERRA, buscando alternativas ecológicas a los fitosanitarios, y ha implementado prácticas de economía circular que convierten los residuos de la vendimia en fertilizante natural. Cada decisión, desde la viña hasta la botella, está guiada por una ética ambiental que honra la naturaleza de la que nacen sus vinos.
Vinos que hablan gallego y se entienden en todo el mundo
La joya de su colección, el Terras Gauda, es un blanco singular que encarna la filosofía de la casa: una mezcla precisa de Albariño, Caíño Blanco y Loureira, que da lugar a un vino de textura envolvente, notas de fruta blanca, recuerdos florales y una mineralidad atlántica que perdura en el paladar. Junto a él, el Abadía de San Campio, ahora con una etiqueta firmada por Javier Mariscal, muestra la cara más vibrante y pura del Albariño, mientras que etiquetas como La Mar o Terras Gauda Etiqueta Negra expresan diferentes matices del mismo territorio con una sofisticación enológica admirable.
Un rincón del Rosal con alma viajera
Su proyección internacional, con presencia en más de 60 países, desde Noruega hasta Sri Lanka, es prueba de que el espíritu gallego embotellado tiene eco en el mundo. Pero Terras Gauda no ha perdido su esencia: quien visita su bodega en O Rosal descubre un lugar donde la tradición y la innovación se dan la mano, donde el vino es cultura, naturaleza y pasión.