Mostrando 1 a 10 de 10
Comprar Vino de Château Grand Village
Entre las suaves colinas de Mouillac, en el corazón de la región de Fronsac, se encuentra una finca donde la historia, la tradición y la innovación conviven en perfecta armonía: Château Grand Village. Esta propiedad no es solo un viñedo; es el hogar ancestral de la familia Guinaudeau, viticultores apasionados cuyo legado se remonta al siglo XVII. Desde 1650, la tierra que rodea el castillo ha sido testigo de generaciones dedicadas a entender y elevar la expresión más pura del terruño bordelés.
Donde empieza la magia de los Guinaudeau
Si bien el nombre Guinaudeau resuena con fuerza por su joya en Pomerol, Château Lafleur, es en Château Grand Village donde se gesta la esencia de su filosofía. Aquí, en esta finca de casi 18 hectáreas sobre suelos arcillo-calcáreos similares a los de Saint-Émilion, se cultiva con una precisión casi artesanal. Con densidades de plantación que favorecen la competencia entre cepas y vendimias manuales que respetan el ritmo de cada planta, los Guinaudeau han hecho de Château Grand Village un laboratorio de excelencia, donde cada parcela se trata como un Grand Cru.
Merlot y Cabernet Franc - Una dupla que nunca falla
La composición varietal de los tintos, mayoritariamente Merlot con una cuota significativa de Cabernet Franc, refleja la tradición bordelesa, pero también la visión de una familia que apuesta por el equilibrio, la elegancia y la profundidad. Los vinos fermentan en depósitos de cemento antes de ser criados durante 15 meses en barricas de roble francés, un tercio de ellas nuevas. El resultado son vinos que combinan potencia y refinamiento, con taninos pulidos, notas de frutas negras, especias sutiles y una mineralidad que recuerda siempre el origen calizo del suelo.
Blancos con alma, frescura y carácter
Pero Château Grand Village no se detiene en los tintos. Desde los años noventa, los Guinaudeau han apostado también por el potencial de sus parcelas para blancos. Sauvignon Blanc y Sémillon, plantados en suelos frescos y bien drenados, dan lugar a vinos blancos fermentados y criados en barrica que brillan por su pureza, su tensión y su complejidad aromática. Son vinos que, sin renunciar al estilo bordelés, se acercan a una expresión casi borgoñona por su finura y precisión.
Cuidar la tierra como filosofía de vida
El respeto por la naturaleza, por el tiempo y por cada racimo se siente en cada rincón de la finca. La viticultura se practica con métodos sostenibles, adaptando cada intervención al ciclo de la vid y al microclima de cada cuartel. La intervención en bodega es mínima pero precisa, buscando siempre que la botella refleje con fidelidad lo que la viña ha dado.
Grand Village - Mucho más que un hermano menor
Château Grand Village es mucho más que la antesala de Lafleur. Es un proyecto con identidad propia, que encarna el espíritu de una familia que entiende el vino como una forma de vida. Sus vinos, tanto tintos como blancos, son un testimonio de cómo la tradición puede dialogar con la modernidad sin perder autenticidad. Beber un Château Grand Village es descubrir la elegancia discreta de Fronsac, la pasión silenciosa de quienes cuidan la tierra con devoción y el saber hacer de quienes sólo entienden la excelencia como meta.
- ;
-
-
- ;
-
-
- ;
-
-
- ;
-
-
- ;
-
-
Comprar Vino de Château Grand Village
Entre las suaves colinas de Mouillac, en el corazón de la región de Fronsac, se encuentra una finca donde la historia, la tradición y la innovación conviven en perfecta armonía: Château Grand Village. Esta propiedad no es solo un viñedo; es el hogar ancestral de la familia Guinaudeau, viticultores apasionados cuyo legado se remonta al siglo XVII. Desde 1650, la tierra que rodea el castillo ha sido testigo de generaciones dedicadas a entender y elevar la expresión más pura del terruño bordelés.
Donde empieza la magia de los Guinaudeau
Si bien el nombre Guinaudeau resuena con fuerza por su joya en Pomerol, Château Lafleur, es en Château Grand Village donde se gesta la esencia de su filosofía. Aquí, en esta finca de casi 18 hectáreas sobre suelos arcillo-calcáreos similares a los de Saint-Émilion, se cultiva con una precisión casi artesanal. Con densidades de plantación que favorecen la competencia entre cepas y vendimias manuales que respetan el ritmo de cada planta, los Guinaudeau han hecho de Château Grand Village un laboratorio de excelencia, donde cada parcela se trata como un Grand Cru.
Merlot y Cabernet Franc - Una dupla que nunca falla
La composición varietal de los tintos, mayoritariamente Merlot con una cuota significativa de Cabernet Franc, refleja la tradición bordelesa, pero también la visión de una familia que apuesta por el equilibrio, la elegancia y la profundidad. Los vinos fermentan en depósitos de cemento antes de ser criados durante 15 meses en barricas de roble francés, un tercio de ellas nuevas. El resultado son vinos que combinan potencia y refinamiento, con taninos pulidos, notas de frutas negras, especias sutiles y una mineralidad que recuerda siempre el origen calizo del suelo.
Blancos con alma, frescura y carácter
Pero Château Grand Village no se detiene en los tintos. Desde los años noventa, los Guinaudeau han apostado también por el potencial de sus parcelas para blancos. Sauvignon Blanc y Sémillon, plantados en suelos frescos y bien drenados, dan lugar a vinos blancos fermentados y criados en barrica que brillan por su pureza, su tensión y su complejidad aromática. Son vinos que, sin renunciar al estilo bordelés, se acercan a una expresión casi borgoñona por su finura y precisión.
Cuidar la tierra como filosofía de vida
El respeto por la naturaleza, por el tiempo y por cada racimo se siente en cada rincón de la finca. La viticultura se practica con métodos sostenibles, adaptando cada intervención al ciclo de la vid y al microclima de cada cuartel. La intervención en bodega es mínima pero precisa, buscando siempre que la botella refleje con fidelidad lo que la viña ha dado.
Grand Village - Mucho más que un hermano menor
Château Grand Village es mucho más que la antesala de Lafleur. Es un proyecto con identidad propia, que encarna el espíritu de una familia que entiende el vino como una forma de vida. Sus vinos, tanto tintos como blancos, son un testimonio de cómo la tradición puede dialogar con la modernidad sin perder autenticidad. Beber un Château Grand Village es descubrir la elegancia discreta de Fronsac, la pasión silenciosa de quienes cuidan la tierra con devoción y el saber hacer de quienes sólo entienden la excelencia como meta.