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Comprar Vino de Nuria Renom
Mucho más que una sumiller convertida en viticultora, Nuria Renom es un torbellino de energía, intuición y sensibilidad que ha sabido esculpir una identidad vitivinícola propia y singular en el corazón del Penedès. Su nombre ya resuena con fuerza entre los amantes del vino natural, pero su historia, tejida de sacrificio, libertad creativa y una conexión visceral con la tierra, merece ser contada con la misma intensidad que la de sus vinos.
De Bar Brutal al Garraf: el salto de fe
Nacida en Argentina pero formada y arraigada en Cataluña, Nuria Renom descubrió el vino en Pisa y nunca miró atrás. De vuelta a Barcelona, canalizó su pasión a través de la sumillería, llegando a convertirse en una figura clave del Bar Brutal, epicentro de la revolución natural de la ciudad. Pero la sumillería fue solo el preludio. En 2014, su impulso por tocar la viña con sus propias manos la llevó al macizo del Garraf, donde empezó a cuidar unas pocas hectáreas como quien cría a un hijo: con entrega total y sin atajos.
Viña de día, bar de noche: así empezó todo
En esos primeros pasos como elaboradora, Nuria contó con el apoyo generoso de Toni Carbó y Anna Serra, de La Salada, quienes le ofrecieron su bodega para vinificar sus primeras cosechas. Este gesto solidario fue clave para que su proyecto pudiera echar raíces con libertad y autenticidad.
Fue una época de madrugones infinitos y viajes agotadores: tras cerrar el bar de madrugada, tomaba el primer tren para trabajar entre las cepas. Ese esfuerzo casi sobrehumano no era un capricho, sino una declaración de principios: solo desde el contacto directo con la tierra se puede entender su lenguaje. Esa filosofía, radicalmente honesta, es la que aún impregna cada una de sus botellas.
Bienvenidos a Les Cantarelles
En 2021, Les Cantarelles se convirtió en su nuevo hogar. Esta finca en Sant Martí Sarroca, con vistas abiertas al Alt Penedès, representa un salto cualitativo y emocional. Allí cultiva ocho hectáreas de viñedo biodinámico, sin certificaciones pero con una convicción inquebrantable. Combinando uvas propias con otras procedentes de parcelas amigas en el Garraf, Nuria ha desarrollado un lenguaje propio, casi musical, donde cada vino expresa un acorde del paisaje.
Sus elaboraciones se alejan de toda ortodoxia. No hay dogmas, pero sí una fidelidad absoluta a la fruta y su contexto. Trabaja con mínima intervención, sin maquillajes ni artificios, dejando que el vino diga lo que tiene que decir. Blancos vibrantes, espumosos ancestrales llenos de vida, tintos con alma de garnacha vieja o sumoll: todos ellos reflejan la misma tensión entre fuerza y sutileza, entre intuición y precisión.
Más que vino: una forma de estar en el mundo
Pero más allá del vino, lo que Nuria Renom encarna es una actitud: la de quien no se conforma, la de quien se atreve a reinventarse sin perder la raíz. En un mundo donde el vino a veces se vuelve discurso vacío o moda pasajera, sus botellas son un recordatorio de que la autenticidad aún importa.
En Nuria, el vino no es producto: es lenguaje, es territorio, es pulso vital. Y quienes tienen la suerte de probarlo lo saben. Porque beber un vino de Nuria Renom es entrar en contacto con una forma distinta de entender el mundo. Una forma que huele a tierra seca, al sol mediterráneo, a madrugada entre viñas. Y, sobre todo, la verdad.
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24,30€
23,08€/ud (-5%)
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Comprar Vino de Nuria Renom
Mucho más que una sumiller convertida en viticultora, Nuria Renom es un torbellino de energía, intuición y sensibilidad que ha sabido esculpir una identidad vitivinícola propia y singular en el corazón del Penedès. Su nombre ya resuena con fuerza entre los amantes del vino natural, pero su historia, tejida de sacrificio, libertad creativa y una conexión visceral con la tierra, merece ser contada con la misma intensidad que la de sus vinos.
De Bar Brutal al Garraf: el salto de fe
Nacida en Argentina pero formada y arraigada en Cataluña, Nuria Renom descubrió el vino en Pisa y nunca miró atrás. De vuelta a Barcelona, canalizó su pasión a través de la sumillería, llegando a convertirse en una figura clave del Bar Brutal, epicentro de la revolución natural de la ciudad. Pero la sumillería fue solo el preludio. En 2014, su impulso por tocar la viña con sus propias manos la llevó al macizo del Garraf, donde empezó a cuidar unas pocas hectáreas como quien cría a un hijo: con entrega total y sin atajos.
Viña de día, bar de noche: así empezó todo
En esos primeros pasos como elaboradora, Nuria contó con el apoyo generoso de Toni Carbó y Anna Serra, de La Salada, quienes le ofrecieron su bodega para vinificar sus primeras cosechas. Este gesto solidario fue clave para que su proyecto pudiera echar raíces con libertad y autenticidad.
Fue una época de madrugones infinitos y viajes agotadores: tras cerrar el bar de madrugada, tomaba el primer tren para trabajar entre las cepas. Ese esfuerzo casi sobrehumano no era un capricho, sino una declaración de principios: solo desde el contacto directo con la tierra se puede entender su lenguaje. Esa filosofía, radicalmente honesta, es la que aún impregna cada una de sus botellas.
Bienvenidos a Les Cantarelles
En 2021, Les Cantarelles se convirtió en su nuevo hogar. Esta finca en Sant Martí Sarroca, con vistas abiertas al Alt Penedès, representa un salto cualitativo y emocional. Allí cultiva ocho hectáreas de viñedo biodinámico, sin certificaciones pero con una convicción inquebrantable. Combinando uvas propias con otras procedentes de parcelas amigas en el Garraf, Nuria ha desarrollado un lenguaje propio, casi musical, donde cada vino expresa un acorde del paisaje.
Sus elaboraciones se alejan de toda ortodoxia. No hay dogmas, pero sí una fidelidad absoluta a la fruta y su contexto. Trabaja con mínima intervención, sin maquillajes ni artificios, dejando que el vino diga lo que tiene que decir. Blancos vibrantes, espumosos ancestrales llenos de vida, tintos con alma de garnacha vieja o sumoll: todos ellos reflejan la misma tensión entre fuerza y sutileza, entre intuición y precisión.
Más que vino: una forma de estar en el mundo
Pero más allá del vino, lo que Nuria Renom encarna es una actitud: la de quien no se conforma, la de quien se atreve a reinventarse sin perder la raíz. En un mundo donde el vino a veces se vuelve discurso vacío o moda pasajera, sus botellas son un recordatorio de que la autenticidad aún importa.
En Nuria, el vino no es producto: es lenguaje, es territorio, es pulso vital. Y quienes tienen la suerte de probarlo lo saben. Porque beber un vino de Nuria Renom es entrar en contacto con una forma distinta de entender el mundo. Una forma que huele a tierra seca, al sol mediterráneo, a madrugada entre viñas. Y, sobre todo, la verdad.