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Comprar Vino de estilo Maduros y elegantes
Los tintos maduros y elegantes son vinos que, gracias a una vendimia sana y una óptima madurez fenólica, sumado a una posterior y larga crianza en barricas de roble francés y en botella antes de su comercialización, culminan mostrando un elenco de registros y matices nobles, profundos, aterciopelados y de taninos bien domados. Las largas crianzas en madera en contacto con el oxígeno aceleran la polimerización de los taninos y, por tanto, gustativamente los taninos están bien fundidos junto con una fruta carnosa y dulce.
Son vinos de corte muy tradicional que con el paso del tiempo en madera y en botella la coloración granate deja paso a los ribetes teja. Los aromas terciarios de la crianza son muy evidentes: cedro, especiados, clavo, canela, trufa, vainilla, cuero, tierra húmeda y caramelo. En boca predominan las sensaciones de fruta negra en licor, coco, vainilla y barniz, y un tacto algo secante de la madera en algunos vinos.
Éstos muestran un perfecto equilibrio entre la fruta, el alcohol y la acidez, no obstante la curva de evolución dependerá mucho de la variedad empleada, el carácter de la añada y la posterior conservación. Ideales para consumir entorno a los 18º en época de otoño cuando arranca el frío con quesos curados y maduros, setas de temporada, trufas, carnes estofadas y caza de pelo y pluma.
Vinos tan clásicos como estos se elaboran en el viejo y nuevo mundo. Excelentes vinos de Ribera del Duero y Rioja con la variedad Tempranillo o Tinta Fina. En Borgoña también encontramos grandes ejemplares con Pinot Noir así como en Burdeos con las variedades Merlot, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc tanto en la orilla izquierda (Médoc) como en la derecha (Pomerol y Saint Émilion). También cumplen con este estilo los italianos del Piemonte y Toscana elaborados con Sangiovese, Barolo y Nebbiolo.
Comprar Vino de estilo Maduros y elegantes
Los tintos maduros y elegantes son vinos que, gracias a una vendimia sana y una óptima madurez fenólica, sumado a una posterior y larga crianza en barricas de roble francés y en botella antes de su comercialización, culminan mostrando un elenco de registros y matices nobles, profundos, aterciopelados y de taninos bien domados. Las largas crianzas en madera en contacto con el oxígeno aceleran la polimerización de los taninos y, por tanto, gustativamente los taninos están bien fundidos junto con una fruta carnosa y dulce.
Son vinos de corte muy tradicional que con el paso del tiempo en madera y en botella la coloración granate deja paso a los ribetes teja. Los aromas terciarios de la crianza son muy evidentes: cedro, especiados, clavo, canela, trufa, vainilla, cuero, tierra húmeda y caramelo. En boca predominan las sensaciones de fruta negra en licor, coco, vainilla y barniz, y un tacto algo secante de la madera en algunos vinos.
Éstos muestran un perfecto equilibrio entre la fruta, el alcohol y la acidez, no obstante la curva de evolución dependerá mucho de la variedad empleada, el carácter de la añada y la posterior conservación. Ideales para consumir entorno a los 18º en época de otoño cuando arranca el frío con quesos curados y maduros, setas de temporada, trufas, carnes estofadas y caza de pelo y pluma.
Vinos tan clásicos como estos se elaboran en el viejo y nuevo mundo. Excelentes vinos de Ribera del Duero y Rioja con la variedad Tempranillo o Tinta Fina. En Borgoña también encontramos grandes ejemplares con Pinot Noir así como en Burdeos con las variedades Merlot, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc tanto en la orilla izquierda (Médoc) como en la derecha (Pomerol y Saint Émilion). También cumplen con este estilo los italianos del Piemonte y Toscana elaborados con Sangiovese, Barolo y Nebbiolo.