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Comprar Vino de Roberto Voerzio
En el corazón de La Morra, una de las comunas más nobles del Barolo, Roberto Voerzio ha esculpido su propia leyenda. Nacido en 1952, creció entre viñas y tradición piamontesa, pero su visión no era simplemente continuar lo heredado: era reinventarlo con una precisión casi obsesiva. Desde que fundó su bodega en 1986 con apenas dos hectáreas, Roberto Voerzio ha seguido una filosofía inquebrantable: cultivar los mejores crus, con rendimientos ínfimos y un respeto absoluto por el viñedo.
Viñedos icónicos, viticultura radical
Sus viñedos se ubican en algunos de los parajes más codiciados de La Morra: La Serra, Brunate, Rocche dell’Annunziata, Fossati, Cerequio. Aquí, Roberto Voerzio aplica una viticultura de detalle extremo. La densidad de plantación alcanza las 10.000 cepas por hectárea —más del doble del estándar— y cada planta produce apenas 500 gramos de uva. ¿El objetivo? Concentración natural, maduración más temprana y una expresión directa del terroir.
Nada se deja al azar. La poda es milimétrica, la fertilización se basa en estiércol natural o compost, y la vendimia es manual, grano a grano. No hay herbicidas ni tratamientos agresivos. Cada parcela se trabaja como un jardín.
Enología sin artificios
En la bodega, la intervención es mínima pero precisa. Las fermentaciones suelen ser espontáneas, con levaduras indígenas. El envejecimiento combina grandes toneles y barricas de roble francés, sin un dogma fijo, sino según la necesidad del vino. El embotellado es sin filtración, buscando preservar la identidad del lugar.
Roberto Voerzio no busca estilismos ni modas. Si un vino no alcanza su estándar, simplemente no se embotella. Esta exigencia ha convertido sus etiquetas en objetos de culto, con producciones siempre limitadas y demandadas en todo el mundo.
El carácter del vino
Los Barolos de Roberto Voerzio combinan potencia y finura como pocos. Ofrecen una intensidad aromática que va de las frutas rojas maduras a los pétalos de rosa, las especias y las notas minerales. En boca son precisos, con taninos pulidos y estructura firme, pero siempre elegantes. Exigen paciencia y tiempo en botella para revelar toda su complejidad.
A diferencia de otros estilos de Barolo más rústicos o exuberantes, los suyos susurran más que gritan. Son vinos de meditación, de pausa, de escucha.
Por qué importa
En una región donde el peso de la tradición es enorme, Roberto Voerzio ha demostrado que se puede respetar el pasado y, al mismo tiempo, elevar los estándares. Su enfoque —quirúrgico en el viñedo, sereno en la bodega— ha redefinido lo que puede ser un Barolo: no solo grande por su origen, sino por la precisión de su ejecución.
Hoy, más que un productor, Voerzio es un símbolo de excelencia, un nombre que habla de terroir puro, de pasión sin concesiones, de vinos que nacen del detalle y la disciplina. Desde La Morra, su voz es clara: no hay atajos hacia la grandeza, solo trabajo, paciencia y respeto por la viña.
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40,72₣
38,69₣/ud (-5%)
Comprar Vino de Roberto Voerzio
En el corazón de La Morra, una de las comunas más nobles del Barolo, Roberto Voerzio ha esculpido su propia leyenda. Nacido en 1952, creció entre viñas y tradición piamontesa, pero su visión no era simplemente continuar lo heredado: era reinventarlo con una precisión casi obsesiva. Desde que fundó su bodega en 1986 con apenas dos hectáreas, Roberto Voerzio ha seguido una filosofía inquebrantable: cultivar los mejores crus, con rendimientos ínfimos y un respeto absoluto por el viñedo.
Viñedos icónicos, viticultura radical
Sus viñedos se ubican en algunos de los parajes más codiciados de La Morra: La Serra, Brunate, Rocche dell’Annunziata, Fossati, Cerequio. Aquí, Roberto Voerzio aplica una viticultura de detalle extremo. La densidad de plantación alcanza las 10.000 cepas por hectárea —más del doble del estándar— y cada planta produce apenas 500 gramos de uva. ¿El objetivo? Concentración natural, maduración más temprana y una expresión directa del terroir.
Nada se deja al azar. La poda es milimétrica, la fertilización se basa en estiércol natural o compost, y la vendimia es manual, grano a grano. No hay herbicidas ni tratamientos agresivos. Cada parcela se trabaja como un jardín.
Enología sin artificios
En la bodega, la intervención es mínima pero precisa. Las fermentaciones suelen ser espontáneas, con levaduras indígenas. El envejecimiento combina grandes toneles y barricas de roble francés, sin un dogma fijo, sino según la necesidad del vino. El embotellado es sin filtración, buscando preservar la identidad del lugar.
Roberto Voerzio no busca estilismos ni modas. Si un vino no alcanza su estándar, simplemente no se embotella. Esta exigencia ha convertido sus etiquetas en objetos de culto, con producciones siempre limitadas y demandadas en todo el mundo.
El carácter del vino
Los Barolos de Roberto Voerzio combinan potencia y finura como pocos. Ofrecen una intensidad aromática que va de las frutas rojas maduras a los pétalos de rosa, las especias y las notas minerales. En boca son precisos, con taninos pulidos y estructura firme, pero siempre elegantes. Exigen paciencia y tiempo en botella para revelar toda su complejidad.
A diferencia de otros estilos de Barolo más rústicos o exuberantes, los suyos susurran más que gritan. Son vinos de meditación, de pausa, de escucha.
Por qué importa
En una región donde el peso de la tradición es enorme, Roberto Voerzio ha demostrado que se puede respetar el pasado y, al mismo tiempo, elevar los estándares. Su enfoque —quirúrgico en el viñedo, sereno en la bodega— ha redefinido lo que puede ser un Barolo: no solo grande por su origen, sino por la precisión de su ejecución.
Hoy, más que un productor, Voerzio es un símbolo de excelencia, un nombre que habla de terroir puro, de pasión sin concesiones, de vinos que nacen del detalle y la disciplina. Desde La Morra, su voz es clara: no hay atajos hacia la grandeza, solo trabajo, paciencia y respeto por la viña.
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