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Comprar Vino de Makatzak Wild Wines
En el corazón de Gipuzkoa, en un rincón donde el mar Cantábrico y la montaña parecen abrazarse, se encuentra Makatzak Wild Wines. No es una bodega cualquiera. Es un proyecto nacido de la pasión, la paciencia y un profundo respeto por la tierra.
El viñedo, bautizado como Sorgintxulo (“ela cueva de las brujas”), tenía algo mágico. Quizás era su exposición al sur, quizás su cercanía al mar, o tal vez su historia. Lo cierto es que, tras dos años de trabajo incansable, en 2021 lograron su primera cosecha. Fue el inicio de un viaje que hoy sigue sorprendiendo a quienes prueban sus vinos.
Viñedos
Si algo define a Makatzak Wild Wines, es su profundo vínculo con la naturaleza. En tres hectáreas de viñedo, en su mayoría de Hondarrabi Zuri con algo de Hondarrabi Beltza, se trabaja con el máximo respeto por el entorno. Aitor y Jon creen en la viticultura como un diálogo con la tierra, no como una imposición.
El terroir es especial. Suelos de pizarra, drenaje natural y un clima atlántico que desafía a la viña con su humedad constante. Pero aquí está el truco: las viñas crecen en parral, elevadas, alejadas del suelo mojado, buscando la luz.
No hay atajos. Nada de productos químicos ni intervenciones agresivas. Sólo agricultura ecológica, natural, regenerativa y biodinámica. Aún no tienen la certificación biodinámica, pero trabajan como si la tuvieran. Es más que una etiqueta, es una filosofía.
En Makatzak, el vino no se "hace", se deja ser. Su elaboración sigue el ritmo de la naturaleza, sin prisas, sin manipulaciones innecesarias.
La vendimia es manual, en cajas pequeñas, y siempre con varias pasadas. Aquí no hay recolección masiva en un solo día; cada racimo se corta en su momento justo. En la bodega, la fermentación ocurre de manera espontánea, con levaduras autóctonas y sin filtrar ni clarificar. El resultado es un txakoli que respira autenticidad, con la mineralidad del suelo y la frescura del mar en cada sorbo.
Makatzak Wild Wines no busca la perfección técnica, sino la expresión pura del viñedo. Y eso, en un mundo de vinos cada vez más homogéneos, es un soplo de aire fresco.
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Comprar Vino de Makatzak Wild Wines
En el corazón de Gipuzkoa, en un rincón donde el mar Cantábrico y la montaña parecen abrazarse, se encuentra Makatzak Wild Wines. No es una bodega cualquiera. Es un proyecto nacido de la pasión, la paciencia y un profundo respeto por la tierra.
El viñedo, bautizado como Sorgintxulo (“ela cueva de las brujas”), tenía algo mágico. Quizás era su exposición al sur, quizás su cercanía al mar, o tal vez su historia. Lo cierto es que, tras dos años de trabajo incansable, en 2021 lograron su primera cosecha. Fue el inicio de un viaje que hoy sigue sorprendiendo a quienes prueban sus vinos.
Viñedos
Si algo define a Makatzak Wild Wines, es su profundo vínculo con la naturaleza. En tres hectáreas de viñedo, en su mayoría de Hondarrabi Zuri con algo de Hondarrabi Beltza, se trabaja con el máximo respeto por el entorno. Aitor y Jon creen en la viticultura como un diálogo con la tierra, no como una imposición.
El terroir es especial. Suelos de pizarra, drenaje natural y un clima atlántico que desafía a la viña con su humedad constante. Pero aquí está el truco: las viñas crecen en parral, elevadas, alejadas del suelo mojado, buscando la luz.
No hay atajos. Nada de productos químicos ni intervenciones agresivas. Sólo agricultura ecológica, natural, regenerativa y biodinámica. Aún no tienen la certificación biodinámica, pero trabajan como si la tuvieran. Es más que una etiqueta, es una filosofía.
En Makatzak, el vino no se "hace", se deja ser. Su elaboración sigue el ritmo de la naturaleza, sin prisas, sin manipulaciones innecesarias.
La vendimia es manual, en cajas pequeñas, y siempre con varias pasadas. Aquí no hay recolección masiva en un solo día; cada racimo se corta en su momento justo. En la bodega, la fermentación ocurre de manera espontánea, con levaduras autóctonas y sin filtrar ni clarificar. El resultado es un txakoli que respira autenticidad, con la mineralidad del suelo y la frescura del mar en cada sorbo.
Makatzak Wild Wines no busca la perfección técnica, sino la expresión pura del viñedo. Y eso, en un mundo de vinos cada vez más homogéneos, es un soplo de aire fresco.