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Comprar Vino de Sei Solo Bodegas y Viñedos
Sei Solo Bodegas y Viñedos está ubicada en Roa de Duero, una pequeña localidad de la provincia de Burgos, en el corazón de la prestigiosa región de la Ribera del Duero, España. La elección de este lugar no es casual; la Ribera del Duero es conocida en todo el mundo por sus excelentes condiciones para la viticultura, especialmente para la variedad Tempranillo, llamada aquí Tinto Fino.
Desde sus orígenes, la bodega ha estado impulsada por la pasión y visión de Javier Zaccagnini, un veterano en el sector vinícola con una trayectoria destacada. Zaccagnini fue, durante seis años, director del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero, un puesto de gran influencia en la región.Antes de iniciar su proyecto personal con Sei Solo en 2007, Javier Zaccagnini cofundó en 1999 la bodega AALTO junto al reconocido enólogo Mariano García, quien previamente dirigió la bodega Vega Sicilia durante 30 años. AALTO es hoy una de las bodegas icónicas de la Ribera del Duero. En 2005, Zaccagnini también fundó Bodegas Ossian en la D.O. Rueda, dedicándose a la producción de vinos blancos de gran calidad. Con Sei Solo, sin embargo, se embarcó en un proyecto más íntimo, buscando elaborar vinos que reflejaran su interpretación personal de la Tempranillo.
El primer vino de Sei Solo fue lanzado en el mercado en 2011, pero el proyecto continuó evolucionando hasta que, en 2018, Zaccagnini tomó la decisión de concentrarse plenamente en esta bodega, dejando de lado sus otras empresas para dedicarse junto a su hijo Michael Zaccagnini. Michael aporta una perspectiva fresca y amplia experiencia internacional, habiendo trabajado en regiones como Borgoña (Francia), Burdeos (Francia) y Nueva Zelanda antes de regresar a la Ribera del Duero para dirigir las operaciones de Sei Solo.
Viñedos
Los viñedos de Sei Solo son el alma de sus vinos. Con 33 hectáreas de viñedos repartidas en 28 parcelas cuidadosamente seleccionadas, la bodega ha concentrado sus esfuerzos en la localidad de La Horra, a unos pocos kilómetros de Roa de Duero. Este enfoque permite a Sei Solo aprovechar el carácter particular de esta zona, conocida por su equilibrio entre elegancia y profundidad en los vinos.
La Ribera del Duero cuenta con un terreno variado, donde se alternan suelos arcillosos, calcáreos y arenosos, que proporcionan a las uvas una estructura y complejidad únicas. En La Horra, la altitud media se encuentra entre los 800 y 900 metros sobre el nivel del mar, lo que favorece una maduración lenta de la uva y una alta concentración de aromas y taninos finos. Este clima continental extremo, con inviernos fríos y veranos calurosos, produce grandes variaciones de temperatura entre el día y la noche, un factor que contribuye al desarrollo de aromas complejos en la uva.
Las parcelas están compuestas por viñedos de más de 60 años de edad, lo que permite trabajar con cepas maduras que aportan un carácter profundo y concentrado a los vinos. La filosofía de la bodega en cuanto al manejo de las viñas es de respeto absoluto por la planta y el suelo, con un seguimiento detallado de cada viñedo, ajustando las prácticas agrícolas en función de las condiciones de cada añada.
Filosofía
La filosofía de Sei Solo gira en torno a una vinificación que prioriza la expresión auténtica de la Tempranillo y el terroir de La Horra. Para Zaccagnini, la enología no se trata de imponer una huella pesada de técnicas o procesos sobre la uva, sino de permitir que el vino cuente su historia de la manera más pura posible. Esto significa limitar al máximo la intervención en el viñedo y la bodega, favoreciendo prácticas que permitan a la fruta y al terruño expresarse plenamente en cada botella.
Desde sus inicios, Sei Solo se propuso alejarse de la tradición de producir vinos intensos, con alta carga tánica y gran presencia de madera, una tendencia común en la Ribera del Duero. En lugar de ello, optaron por un enfoque orientado a la finura y elegancia, resaltando los matices naturales de la uva y evitando el protagonismo de la madera. Para ello, utilizan barricas de 228 y 600 litros con dos o más años de uso, lo cual reduce la influencia de la madera sobre los vinos, manteniendo intacto el carácter frutal y mineral.
En bodega, cada parcela se vinifica por separado en depósitos de acero inoxidable de diferentes capacidades, lo que permite un control preciso sobre cada viñedo y facilita que el vino conserve su personalidad. Durante la fermentación, aplican técnicas de remontado y pigeage (pisado de las uvas) que aseguran una extracción suave y equilibrada de los compuestos aromáticos y taninos. La fermentación maloláctica se lleva a cabo a temperaturas controladas, extendiéndose durante varios meses para obtener una textura sedosa en boca sin necesidad de intervenciones químicas o aditivos.
La labor de Michael Zaccagnini ha sido clave en la evolución del proyecto, aportando una visión innovadora que complementa la experiencia de su padre. Su paso por algunas de las mejores regiones vinícolas del mundo le ha dado una comprensión amplia de los matices que pueden lograr los vinos cuando se respeta el entorno y la naturaleza de cada añada. Desde que asumió la dirección técnica en 2018, Michael ha perfeccionado aún más los métodos de vinificación en Sei Solo, apostando por una fermentación natural sin altas temperaturas y manteniendo una filosofía de mínima intervención en todas las fases de elaboración.
El nombre Sei Solo tiene un significado especial, inspirado en la otra gran pasión de Javier Zaccagnini: la música clásica. Ante la imposibilidad de registrar el nombre de La Horra, en referencia al pueblo de origen de las uvas, Javier decidió rendir homenaje al compositor Johann Sebastian Bach. Sei Solo proviene de la obra maestra de Bach “Sei Solo a Violino senza Basso accompagnato”, una serie de sonatas y partituras para violín solo.
La elección de este nombre refleja el carácter de los vinos de la bodega: elegantes, refinados y llenos de matices, pero también íntimos y personales, al igual que la música de Bach. Además, en las etiquetas de los vinos, se utiliza la caligrafía original de Bach, creando un vínculo simbólico entre el arte de hacer vino y el arte de la música.
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Comprar Vino de Sei Solo Bodegas y Viñedos
Sei Solo Bodegas y Viñedos está ubicada en Roa de Duero, una pequeña localidad de la provincia de Burgos, en el corazón de la prestigiosa región de la Ribera del Duero, España. La elección de este lugar no es casual; la Ribera del Duero es conocida en todo el mundo por sus excelentes condiciones para la viticultura, especialmente para la variedad Tempranillo, llamada aquí Tinto Fino.
Desde sus orígenes, la bodega ha estado impulsada por la pasión y visión de Javier Zaccagnini, un veterano en el sector vinícola con una trayectoria destacada. Zaccagnini fue, durante seis años, director del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero, un puesto de gran influencia en la región.Antes de iniciar su proyecto personal con Sei Solo en 2007, Javier Zaccagnini cofundó en 1999 la bodega AALTO junto al reconocido enólogo Mariano García, quien previamente dirigió la bodega Vega Sicilia durante 30 años. AALTO es hoy una de las bodegas icónicas de la Ribera del Duero. En 2005, Zaccagnini también fundó Bodegas Ossian en la D.O. Rueda, dedicándose a la producción de vinos blancos de gran calidad. Con Sei Solo, sin embargo, se embarcó en un proyecto más íntimo, buscando elaborar vinos que reflejaran su interpretación personal de la Tempranillo.
El primer vino de Sei Solo fue lanzado en el mercado en 2011, pero el proyecto continuó evolucionando hasta que, en 2018, Zaccagnini tomó la decisión de concentrarse plenamente en esta bodega, dejando de lado sus otras empresas para dedicarse junto a su hijo Michael Zaccagnini. Michael aporta una perspectiva fresca y amplia experiencia internacional, habiendo trabajado en regiones como Borgoña (Francia), Burdeos (Francia) y Nueva Zelanda antes de regresar a la Ribera del Duero para dirigir las operaciones de Sei Solo.
Viñedos
Los viñedos de Sei Solo son el alma de sus vinos. Con 33 hectáreas de viñedos repartidas en 28 parcelas cuidadosamente seleccionadas, la bodega ha concentrado sus esfuerzos en la localidad de La Horra, a unos pocos kilómetros de Roa de Duero. Este enfoque permite a Sei Solo aprovechar el carácter particular de esta zona, conocida por su equilibrio entre elegancia y profundidad en los vinos.
La Ribera del Duero cuenta con un terreno variado, donde se alternan suelos arcillosos, calcáreos y arenosos, que proporcionan a las uvas una estructura y complejidad únicas. En La Horra, la altitud media se encuentra entre los 800 y 900 metros sobre el nivel del mar, lo que favorece una maduración lenta de la uva y una alta concentración de aromas y taninos finos. Este clima continental extremo, con inviernos fríos y veranos calurosos, produce grandes variaciones de temperatura entre el día y la noche, un factor que contribuye al desarrollo de aromas complejos en la uva.
Las parcelas están compuestas por viñedos de más de 60 años de edad, lo que permite trabajar con cepas maduras que aportan un carácter profundo y concentrado a los vinos. La filosofía de la bodega en cuanto al manejo de las viñas es de respeto absoluto por la planta y el suelo, con un seguimiento detallado de cada viñedo, ajustando las prácticas agrícolas en función de las condiciones de cada añada.
Filosofía
La filosofía de Sei Solo gira en torno a una vinificación que prioriza la expresión auténtica de la Tempranillo y el terroir de La Horra. Para Zaccagnini, la enología no se trata de imponer una huella pesada de técnicas o procesos sobre la uva, sino de permitir que el vino cuente su historia de la manera más pura posible. Esto significa limitar al máximo la intervención en el viñedo y la bodega, favoreciendo prácticas que permitan a la fruta y al terruño expresarse plenamente en cada botella.
Desde sus inicios, Sei Solo se propuso alejarse de la tradición de producir vinos intensos, con alta carga tánica y gran presencia de madera, una tendencia común en la Ribera del Duero. En lugar de ello, optaron por un enfoque orientado a la finura y elegancia, resaltando los matices naturales de la uva y evitando el protagonismo de la madera. Para ello, utilizan barricas de 228 y 600 litros con dos o más años de uso, lo cual reduce la influencia de la madera sobre los vinos, manteniendo intacto el carácter frutal y mineral.
En bodega, cada parcela se vinifica por separado en depósitos de acero inoxidable de diferentes capacidades, lo que permite un control preciso sobre cada viñedo y facilita que el vino conserve su personalidad. Durante la fermentación, aplican técnicas de remontado y pigeage (pisado de las uvas) que aseguran una extracción suave y equilibrada de los compuestos aromáticos y taninos. La fermentación maloláctica se lleva a cabo a temperaturas controladas, extendiéndose durante varios meses para obtener una textura sedosa en boca sin necesidad de intervenciones químicas o aditivos.
La labor de Michael Zaccagnini ha sido clave en la evolución del proyecto, aportando una visión innovadora que complementa la experiencia de su padre. Su paso por algunas de las mejores regiones vinícolas del mundo le ha dado una comprensión amplia de los matices que pueden lograr los vinos cuando se respeta el entorno y la naturaleza de cada añada. Desde que asumió la dirección técnica en 2018, Michael ha perfeccionado aún más los métodos de vinificación en Sei Solo, apostando por una fermentación natural sin altas temperaturas y manteniendo una filosofía de mínima intervención en todas las fases de elaboración.
El nombre Sei Solo tiene un significado especial, inspirado en la otra gran pasión de Javier Zaccagnini: la música clásica. Ante la imposibilidad de registrar el nombre de La Horra, en referencia al pueblo de origen de las uvas, Javier decidió rendir homenaje al compositor Johann Sebastian Bach. Sei Solo proviene de la obra maestra de Bach “Sei Solo a Violino senza Basso accompagnato”, una serie de sonatas y partituras para violín solo.
La elección de este nombre refleja el carácter de los vinos de la bodega: elegantes, refinados y llenos de matices, pero también íntimos y personales, al igual que la música de Bach. Además, en las etiquetas de los vinos, se utiliza la caligrafía original de Bach, creando un vínculo simbólico entre el arte de hacer vino y el arte de la música.