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Raventós i Blanc
Conca del Riu Anoia£20,39
£19,37/ud (-5%)
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Comprar Vino de Raventós i Blanc
Si mencionamos a Raventós i Blanc, estamos contando de una de las familias con más historia en el mundo del vino en España. Desde 1497 –sí, hace más de cinco siglos– llevan cultivando viñas en Sant Sadurní d’Anoia, en pleno Penedès. Pero que nadie se engañe: esta bodega no se ha quedado anclada en el pasado. Al contrario, siempre han ido un paso por delante. Su última gran revolución fue la creación de Conca del Riu Anoia, una denominación propia que desafió las normas establecidas y marcó un nuevo camino para los espumosos de calidad en Cataluña.
Un viñedo con alma
La finca Raventós i Blanc no es un viñedo cualquiera. Aquí no solo crecen uvas, sino que el paisaje cobra vida con cada estación. El río Anoia marca los límites de este rincón privilegiado, donde los suelos, margas calcáreas, gravas y areniscas, dotan a los vinos de una mineralidad brutal. Y lo mejor de todo es que en estas 44 hectáreas, la biodinámica no es una moda pasajera, sino una filosofía de vida. La viña se trabaja con total respeto, con cubiertas vegetales, animales pastando entre las filas y una conexión total con la naturaleza.
Rebeldes con causa
Raventós i Blanc no solo ha sido parte de la historia del cava, sino que ha reescrito sus reglas. En 1872, Josep Maria Raventós creó el primer espumoso catalán con el método tradicional. Pero en 2012, la familia dio un golpe en la mesa: salieron de la D.O. Cava para fundar Conca del Riu Anoia, una zona con unos estándares de calidad altísimos. ¿La razón? Querían hacer vinos con más autenticidad, más expresión de su tierra y sin ataduras a normas que no encajaban con su visión.
Burbujas con identidad
Lo que hace únicos a los vinos de Raventós i Blanc es su fidelidad al terroir. Aquí no hay atajos: solo variedades autóctonas, Xarel·lo, Macabeu, Parellada, Sumoll y Monastrell, crianzas largas y una mínima intervención. La Xarel·lo es la estrella, con su estructura y capacidad de envejecimiento, mientras que la Macabeu y la Parellada aportan frescura y elegancia. Todo fermenta con levaduras autóctonas, las crianzas sobre lías son largas y el resultado son vinos con una textura sedosa y una profundidad impresionante.
Una bodega que marca el camino
Hoy, bajo la dirección de Pepe Raventós, la bodega sigue rompiendo moldes. Su apuesta por la sostenibilidad, la biodinámica y la pureza en los vinos ha convertido a Raventós i Blanc en un referente absoluto de los espumosos de calidad. Cada botella es una declaración de intenciones: aquí no se hacen vinos para seguir modas, sino para expresar el alma de su tierra.
Beber Raventós i Blanc es viajar al alma del Penedès
Si hay algo que hace especial a Raventós i Blanc, es su capacidad de capturar la esencia del Penedès en cada copa. Sus espumosos tienen carácter, tensión, equilibrio y esa mineralidad que te transporta directamente a los viñedos bañados por el sol. No importa si eres un experto en vinos o si simplemente quieres descubrir algo diferente: cuando pruebas Raventós i Blanc, entiendes que hay burbujas… y luego están las suyas.
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Comprar Vino de Raventós i Blanc
Si mencionamos a Raventós i Blanc, estamos contando de una de las familias con más historia en el mundo del vino en España. Desde 1497 –sí, hace más de cinco siglos– llevan cultivando viñas en Sant Sadurní d’Anoia, en pleno Penedès. Pero que nadie se engañe: esta bodega no se ha quedado anclada en el pasado. Al contrario, siempre han ido un paso por delante. Su última gran revolución fue la creación de Conca del Riu Anoia, una denominación propia que desafió las normas establecidas y marcó un nuevo camino para los espumosos de calidad en Cataluña.
Un viñedo con alma
La finca Raventós i Blanc no es un viñedo cualquiera. Aquí no solo crecen uvas, sino que el paisaje cobra vida con cada estación. El río Anoia marca los límites de este rincón privilegiado, donde los suelos, margas calcáreas, gravas y areniscas, dotan a los vinos de una mineralidad brutal. Y lo mejor de todo es que en estas 44 hectáreas, la biodinámica no es una moda pasajera, sino una filosofía de vida. La viña se trabaja con total respeto, con cubiertas vegetales, animales pastando entre las filas y una conexión total con la naturaleza.
Rebeldes con causa
Raventós i Blanc no solo ha sido parte de la historia del cava, sino que ha reescrito sus reglas. En 1872, Josep Maria Raventós creó el primer espumoso catalán con el método tradicional. Pero en 2012, la familia dio un golpe en la mesa: salieron de la D.O. Cava para fundar Conca del Riu Anoia, una zona con unos estándares de calidad altísimos. ¿La razón? Querían hacer vinos con más autenticidad, más expresión de su tierra y sin ataduras a normas que no encajaban con su visión.
Burbujas con identidad
Lo que hace únicos a los vinos de Raventós i Blanc es su fidelidad al terroir. Aquí no hay atajos: solo variedades autóctonas, Xarel·lo, Macabeu, Parellada, Sumoll y Monastrell, crianzas largas y una mínima intervención. La Xarel·lo es la estrella, con su estructura y capacidad de envejecimiento, mientras que la Macabeu y la Parellada aportan frescura y elegancia. Todo fermenta con levaduras autóctonas, las crianzas sobre lías son largas y el resultado son vinos con una textura sedosa y una profundidad impresionante.
Una bodega que marca el camino
Hoy, bajo la dirección de Pepe Raventós, la bodega sigue rompiendo moldes. Su apuesta por la sostenibilidad, la biodinámica y la pureza en los vinos ha convertido a Raventós i Blanc en un referente absoluto de los espumosos de calidad. Cada botella es una declaración de intenciones: aquí no se hacen vinos para seguir modas, sino para expresar el alma de su tierra.
Beber Raventós i Blanc es viajar al alma del Penedès
Si hay algo que hace especial a Raventós i Blanc, es su capacidad de capturar la esencia del Penedès en cada copa. Sus espumosos tienen carácter, tensión, equilibrio y esa mineralidad que te transporta directamente a los viñedos bañados por el sol. No importa si eres un experto en vinos o si simplemente quieres descubrir algo diferente: cuando pruebas Raventós i Blanc, entiendes que hay burbujas… y luego están las suyas.