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Fernando de Castilla Solera Gran Reserva Oloroso Viejo - 50 cl.

62,21₣ (IVA inc. bot. 50 cl.) / España

Fernando de Castilla
Jerez

Disponible en 2 días

62,21₣ (IVA inc. bot. 50 cl.) / España

Descripción

En el corazón del Marco de Jerez, la casa Fernando de Castilla decidió rendir homenaje a la esencia misma del tiempo con un brandy que no busca artificios, sino autenticidad. Nació así Fernando de Castilla Solera Gran Reserva Oloroso Viejo, fruto de una decisión valiente: rescatar viejas soleras envejecidas en botas de Oloroso para crear un brandy que no solo respira Jerez, sino que lo encarna. El proyecto, liderado por un equipo obsesionado con el detalle y el respeto por lo artesanal, utiliza exclusivamente aguardientes de vino Palomino Fino. Una variedad neutra en su origen, pero transformadora en manos pacientes. El clima cálido, el viento de levante y los suelos albarizos imprimen una firma inequívoca de origen: concentración, salinidad, elegancia oxidativa.

Elaboración

La destilación de Fernando de Castilla Solera Gran Reserva Oloroso Viejo se realiza a baja temperatura, preservando las fracciones más delicadas del vino base. Posteriormente, los aguardientes se someten a un envejecimiento prolongado, de entre 10 y 15 años, bajo el tradicional sistema de criaderas y solera. Las botas —de roble americano— han contenido previamente Oloroso seco, lo que confiere al destilado una riqueza aromática y un carácter profundo. No se añade caramelo ni azúcar: el color ámbar oscuro y los aromas proceden exclusivamente del tiempo y la madera. Es un brandy desnudo, sin maquillajes.

Sabor

En nariz, Fernando de Castilla Solera Gran Reserva Oloroso Viejo muestra complejidad y finura: notas de nuez moscada, tabaco rubio, pasas y un recuerdo lejano de cuero envejecido. La influencia del vino de Jerez se hace notar en cada capa, con ecos de avellana tostada, barniz noble y un susurro balsámico.

En boca, es envolvente, cálido y persistente. La entrada es suave, con una textura sedosa que da paso a sabores de higo seco, caramelo tostado y vainilla natural. El alcohol —perfectamente integrado— no quema, sino que eleva. El final es largo, seco, con ecos de madera vieja y una salinidad discreta que recuerda su origen andaluz.

Características