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Comprar Vino de Jérôme Lefèvre
En el corazón de la Vallée de la Marne, entre colinas cubiertas de viñedos y la brisa del río, se esconde una joya del Champagne: Maison Jérôme Lefèvre. No es una de esas grandes casas con siglos de historia, sino un proyecto con alma, nacido del amor profundo por la tierra y el vino.
El 2020 trajo consigo una nueva etapa: con la adquisición de parcelas en Mont de Bonneil y Essômes-sur-Marne, nació la Maison Jérôme Lefèvre. Un proyecto que es mucho más que hacer vino; es una declaración de principios, una forma de entender la vida, el viñedo y el terroir.
Viñedos
Pocas hectáreas, pero llenas de carácter. Jérôme cultiva alrededor de una hectárea de viñedo en pequeñas parcelas en la zona más occidental del Valle del Marne. Aquí, las vides crecen sobre suelos arenosos que imprimen una personalidad vibrante en sus uvas.
Pero lo realmente fascinante no es solo la ubicación, sino cómo se trabajan estas tierras. La filosofía de Jérôme está anclada en la biodinámica, inspirada en los principios de Masanobu Fukuoka. Esto significa que la tierra se deja ser, sin intervenciones artificiales: sin pesticidas, sin fertilizantes, sin herbicidas. No hay maquinaria pesada en estos viñedos, solo manos que cuidan cada planta con una paciencia infinita.
Caminar por estos viñedos es como adentrarse en un pequeño santuario natural. Hay flores silvestres entre las filas de cepas, insectos polinizando sin prisa, y un equilibrio casi mágico entre el suelo y el cielo. Se siente, se respira y, sobre todo, se traduce en los vinos.
Filosofía
Jérôme Lefèvre no elabora Champagne como dictan las reglas de las grandes maisons. No hay una receta fija, ni una cuvée que se repita año tras año. Aquí, cada cosecha es un lienzo en blanco, un experimento que nace de la intuición, la naturaleza y la búsqueda de algo irrepetible.
Cada año, produce una sola cuvée bajo su nombre. Lo que encontraste el año pasado, ya no lo volverás a probar. Lo que llega este año, es único. Es un concepto radical, pero también profundamente auténtico. No hay reglas, solo vino en su forma más pura y expresiva.
En la bodega, las fermentaciones ocurren sin prisas, en barricas de roble usadas. No hay aditivos, ni filtraciones agresivas. Es un Champagne que respira y evoluciona sin ataduras, reflejando el alma de su cosecha y de su creador.
Con una producción limitada a unas 5.000 botellas anuales, los vinos de Jérôme se dividen en dos proyectos: Champagne Delalot, que rinde homenaje a los viñedos individuales, y Champagne Jérôme Lefèvre, una colección de vinos que nunca serán los mismos, pero siempre compartirán una misma esencia: la libertad, la creatividad y el respeto absoluto por la tierra.
No es un Champagne para todos. Es un Champagne para quienes buscan algo diferente. Para quienes quieren probar la historia, la tierra y el espíritu de una región en una copa. Si alguna vez tienes la oportunidad de descorchar una botella, hazlo con calma. Escucha su historia. Y sobre todo, disfrúta el momento.
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Comprar Vino de Jérôme Lefèvre
En el corazón de la Vallée de la Marne, entre colinas cubiertas de viñedos y la brisa del río, se esconde una joya del Champagne: Maison Jérôme Lefèvre. No es una de esas grandes casas con siglos de historia, sino un proyecto con alma, nacido del amor profundo por la tierra y el vino.
El 2020 trajo consigo una nueva etapa: con la adquisición de parcelas en Mont de Bonneil y Essômes-sur-Marne, nació la Maison Jérôme Lefèvre. Un proyecto que es mucho más que hacer vino; es una declaración de principios, una forma de entender la vida, el viñedo y el terroir.
Viñedos
Pocas hectáreas, pero llenas de carácter. Jérôme cultiva alrededor de una hectárea de viñedo en pequeñas parcelas en la zona más occidental del Valle del Marne. Aquí, las vides crecen sobre suelos arenosos que imprimen una personalidad vibrante en sus uvas.
Pero lo realmente fascinante no es solo la ubicación, sino cómo se trabajan estas tierras. La filosofía de Jérôme está anclada en la biodinámica, inspirada en los principios de Masanobu Fukuoka. Esto significa que la tierra se deja ser, sin intervenciones artificiales: sin pesticidas, sin fertilizantes, sin herbicidas. No hay maquinaria pesada en estos viñedos, solo manos que cuidan cada planta con una paciencia infinita.
Caminar por estos viñedos es como adentrarse en un pequeño santuario natural. Hay flores silvestres entre las filas de cepas, insectos polinizando sin prisa, y un equilibrio casi mágico entre el suelo y el cielo. Se siente, se respira y, sobre todo, se traduce en los vinos.
Filosofía
Jérôme Lefèvre no elabora Champagne como dictan las reglas de las grandes maisons. No hay una receta fija, ni una cuvée que se repita año tras año. Aquí, cada cosecha es un lienzo en blanco, un experimento que nace de la intuición, la naturaleza y la búsqueda de algo irrepetible.
Cada año, produce una sola cuvée bajo su nombre. Lo que encontraste el año pasado, ya no lo volverás a probar. Lo que llega este año, es único. Es un concepto radical, pero también profundamente auténtico. No hay reglas, solo vino en su forma más pura y expresiva.
En la bodega, las fermentaciones ocurren sin prisas, en barricas de roble usadas. No hay aditivos, ni filtraciones agresivas. Es un Champagne que respira y evoluciona sin ataduras, reflejando el alma de su cosecha y de su creador.
Con una producción limitada a unas 5.000 botellas anuales, los vinos de Jérôme se dividen en dos proyectos: Champagne Delalot, que rinde homenaje a los viñedos individuales, y Champagne Jérôme Lefèvre, una colección de vinos que nunca serán los mismos, pero siempre compartirán una misma esencia: la libertad, la creatividad y el respeto absoluto por la tierra.
No es un Champagne para todos. Es un Champagne para quienes buscan algo diferente. Para quienes quieren probar la historia, la tierra y el espíritu de una región en una copa. Si alguna vez tienes la oportunidad de descorchar una botella, hazlo con calma. Escucha su historia. Y sobre todo, disfrúta el momento.