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Comprar Whisky
El whisky se elabora a partir de la destilación de la malta fermentada de granos de distintos cereales, especialmente la cebada y el centeno, y de su posterior envejecimiento de al menos tres años en barriles de madera de roble. Este proceso, si bien nació en Escocia e Irlanda, se fue expandiendo a lo ancho del mundo, derivando en un abanico de estilos muy amplio. En nuestra selección, se pueden encontrar ejemplares de distintos países, como Escocia, España y Japón, a una gran variedad de precios.
El whisky se elabora a partir de la destilación de la malta fermentada de granos de distintos cereales, especialmente la cebada y el centeno, aunque también se puede utilizar maíz y trigo. De su posterior envejecimiento, de al menos tres años, en barriles de madera de roble, nace esta bebida espirituosa.
Este proceso, si bien nació en Escocia e Irlanda durante el siglo XV, con los años se fue refinando y difundiendo a lo ancho del mundo, derivando en un abanico de estilos muy amplio. Si bien cada destilería tiene su propia hoja de ruta que le da a cada whisky su impronta particular en términos de aromas y sabores, el proceso de destilación supone una serie de etapas generales.
Las etapas de elaboración del whisky
Después de extraer los granos de cereal -ya sea de cebada, centeno, maíz o trigo-, estos se dejan en remojo prolongado para que puedan absorber el agua y germinen sus raíces. Es mediante este proceso que se activan las enzimas de la cebada para convertirse en almidón y en azúcares solubles.
Esta germinación se interrumpe a la semana para tostar la cebada o malta verde en un horno, a una temperatura de no más de 70°C, para que las enzimas no se destruyan con el exceso de calor. El humo que se desprende va a brindarle su aroma al whisky. Incluso se puede tostar la malta sobre fuegos de turba, si se le quisiera imprimir un sabor ahumado.
Una vez seca, la malta se muele en un molino para transformarse en una suerte de harina gruesa llamada molienda. Es entonces cuando se mezcla con agua caliente para su maceración en tres etapas, cada una con una temperatura de agua más elevada, hasta alcanzar su ebullición. La pureza de esta agua es fundamental para garantizar la calidad del whisky.
Es durante esta etapa que los almidones se transforman en azúcar, dejando como resultado un líquido llamado mosto. Éste se enfría hasta llegar a unos a 20°C, se le añade levadura somete y atraviesa un proceso de fermentación.
Es durante esta etapa que la levadura transforma el azúcar en alcohol y produce otros compuestos, denominados congéneres, que le brindan sabor al whisky. También genera dióxido de carbono que, junto con el alcohol conforman una mezcla llamada lavado, un líquido de entre 8 y 9% de contenido alcohólico.
El proceso de destilación del whisky
Es entonces cuando se puede proceder al proceso de destilación. Éste es realizado mediante un alambique, un aparato utilizado para separar el líquido de sus sustancias componentes mediante su evaporación por calentamiento primero, y después a través de su condensación por enfriamiento.
Después de que el lavado se destila dos veces, obtiene su alta graduación alcohólica, de alrededor del 70%. Posteriormente, se lleva a cabo la etapa de añejamiento. Cuanto más tiempo se destine a la maduración del whisky, más dorado y más suave será al paladar.
El whisky no madura en botella, sino solamente en barril. Tanto el tiempo de añejamiento como el tipo de madera del barril, con su gran impacto tanto en sabor como en color, dependerán de cada destilería.
En el caso del whisky escocés, por ejemplo, este proceso debe durar al menos tres años en barricas de madera de roble. Cuanto más tiempo permanezca en contacto con esta madera, el whisky adquirirá mayor dulzura y color a partir de la celulosa, notas de vainilla a partir de la lignina, astringencia y fragancia a partir de los taninos, y por último, características afrutadas a partir de la oxidación. Algunas maltas puras pueden añejarse hasta setenta años.
Distintos tipos de whisky
Los distintos tipos de whisky se definen, principalmente, en función su composición. En primer lugar, podemos encontrar el whisky de pura malta o single malt, que es elaborado en una única destilería, únicamente a partir de cebada malteada, agua y levadura.
Por otra parte, el whisky de grano puro es producido a partir de cebada sin maltear o de otros cereales malteados, como el maíz o el trigo. Este whisky es elaborado en un alambique continuo, lo que le da un sabor mucho más ligero.
Por último, el blended whisky deriva de una mezcla y sutil combinación de los dos anteriores, es decir, de un whisky de pura malta con otro whisky de grano. Actualmente, casi nueve de diez botellas de whisky escocés que se venden alrededor del mundo son blends.
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Comprar Whisky
El whisky se elabora a partir de la destilación de la malta fermentada de granos de distintos cereales, especialmente la cebada y el centeno, y de su posterior envejecimiento de al menos tres años en barriles de madera de roble. Este proceso, si bien nació en Escocia e Irlanda, se fue expandiendo a lo ancho del mundo, derivando en un abanico de estilos muy amplio. En nuestra selección, se pueden encontrar ejemplares de distintos países, como Escocia, España y Japón, a una gran variedad de precios.
El whisky se elabora a partir de la destilación de la malta fermentada de granos de distintos cereales, especialmente la cebada y el centeno, aunque también se puede utilizar maíz y trigo. De su posterior envejecimiento, de al menos tres años, en barriles de madera de roble, nace esta bebida espirituosa.
Este proceso, si bien nació en Escocia e Irlanda durante el siglo XV, con los años se fue refinando y difundiendo a lo ancho del mundo, derivando en un abanico de estilos muy amplio. Si bien cada destilería tiene su propia hoja de ruta que le da a cada whisky su impronta particular en términos de aromas y sabores, el proceso de destilación supone una serie de etapas generales.
Las etapas de elaboración del whisky
Después de extraer los granos de cereal -ya sea de cebada, centeno, maíz o trigo-, estos se dejan en remojo prolongado para que puedan absorber el agua y germinen sus raíces. Es mediante este proceso que se activan las enzimas de la cebada para convertirse en almidón y en azúcares solubles.
Esta germinación se interrumpe a la semana para tostar la cebada o malta verde en un horno, a una temperatura de no más de 70°C, para que las enzimas no se destruyan con el exceso de calor. El humo que se desprende va a brindarle su aroma al whisky. Incluso se puede tostar la malta sobre fuegos de turba, si se le quisiera imprimir un sabor ahumado.
Una vez seca, la malta se muele en un molino para transformarse en una suerte de harina gruesa llamada molienda. Es entonces cuando se mezcla con agua caliente para su maceración en tres etapas, cada una con una temperatura de agua más elevada, hasta alcanzar su ebullición. La pureza de esta agua es fundamental para garantizar la calidad del whisky.
Es durante esta etapa que los almidones se transforman en azúcar, dejando como resultado un líquido llamado mosto. Éste se enfría hasta llegar a unos a 20°C, se le añade levadura somete y atraviesa un proceso de fermentación.
Es durante esta etapa que la levadura transforma el azúcar en alcohol y produce otros compuestos, denominados congéneres, que le brindan sabor al whisky. También genera dióxido de carbono que, junto con el alcohol conforman una mezcla llamada lavado, un líquido de entre 8 y 9% de contenido alcohólico.
El proceso de destilación del whisky
Es entonces cuando se puede proceder al proceso de destilación. Éste es realizado mediante un alambique, un aparato utilizado para separar el líquido de sus sustancias componentes mediante su evaporación por calentamiento primero, y después a través de su condensación por enfriamiento.
Después de que el lavado se destila dos veces, obtiene su alta graduación alcohólica, de alrededor del 70%. Posteriormente, se lleva a cabo la etapa de añejamiento. Cuanto más tiempo se destine a la maduración del whisky, más dorado y más suave será al paladar.
El whisky no madura en botella, sino solamente en barril. Tanto el tiempo de añejamiento como el tipo de madera del barril, con su gran impacto tanto en sabor como en color, dependerán de cada destilería.
En el caso del whisky escocés, por ejemplo, este proceso debe durar al menos tres años en barricas de madera de roble. Cuanto más tiempo permanezca en contacto con esta madera, el whisky adquirirá mayor dulzura y color a partir de la celulosa, notas de vainilla a partir de la lignina, astringencia y fragancia a partir de los taninos, y por último, características afrutadas a partir de la oxidación. Algunas maltas puras pueden añejarse hasta setenta años.
Distintos tipos de whisky
Los distintos tipos de whisky se definen, principalmente, en función su composición. En primer lugar, podemos encontrar el whisky de pura malta o single malt, que es elaborado en una única destilería, únicamente a partir de cebada malteada, agua y levadura.
Por otra parte, el whisky de grano puro es producido a partir de cebada sin maltear o de otros cereales malteados, como el maíz o el trigo. Este whisky es elaborado en un alambique continuo, lo que le da un sabor mucho más ligero.
Por último, el blended whisky deriva de una mezcla y sutil combinación de los dos anteriores, es decir, de un whisky de pura malta con otro whisky de grano. Actualmente, casi nueve de diez botellas de whisky escocés que se venden alrededor del mundo son blends.