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Comprar Vino de Dehesa de los Canónigos
En los paisajes ondulantes de la Ribera del Duero, siguiendo el curso del majestuoso río Duero, se encuentra Dehesa de los Canónigos, una bodega que guarda en cada rincón más de dos siglos de historia y tradición. Este lugar no es solo una bodega, es un verdadero refugio donde la tierra y la pasión se entrelazan, donde el amor por el vino se ha transmitido como un tesoro familiar, generación tras generación. Situada en Pesquera de Duero, esta bodega se abraza con las colinas que dibujan el paisaje y envuelve en una atmósfera que parece contarnos secretos del pasado.
Viñedos
Los viñedos de Dehesa de los Canónigos se despliegan sobre 70 hectáreas que parecen un auténtico jardín diseñado por la naturaleza para el cultivo de la vid. Cada parcela tiene una personalidad propia, y recorrerlas es como reencontrarse con viejos amigos, cada uno con sus propios recuerdos y vivencias, cada uno con su propia historia y carácter. El microclima de la Ribera del Duero, con sus marcadas oscilaciones térmicas entre el día y la noche, le da a la uva ese toque especial, una maduración que combina frescura y concentración de sabores. Aquí, la Tempranillo (o Tinta Fina), la Cabernet Sauvignon y la Albillo Mayor las cultivan con mimo, y cada una aporta algo único a nuestros vinos.
El terroir es una mezcla fascinante de suelos arcillo-calcáreos, con una capa de gravas que actúan como un sistema de drenaje natural, perfecto para mantener las raíces sanas y fuertes. Y luego está el clima: inviernos fríos, veranos cálidos... un verdadero desafío que, al final, hace que las uvas se fortalezcan y den lo mejor de sí mismas. Pero lo que más nos apasiona de la bodega es su compromiso con la sostenibilidad. Aquí, la viticultura no es solo una actividad agrícola, es casi un ritual, un baile con la naturaleza. Utilizan técnicas respetuosas que priorizan la biodiversidad y cuidan la vitalidad del suelo, asegurando que cada año, la cosecha sea un verdadero reflejo del entorno que la ve nacer.
Filosofía
La filosofía de la bodega en Dehesa de los Canónigos se siente en cada rincón de la bodega y en cada sorbo de vino: respeto por la tradición, amor por la excelencia y una constante curiosidad por mejorar. Es emocionante ver cómo han sabido mantener el espíritu de nuestros antepasados, fusionando los métodos artesanales que aprendieron de sus mayores con las innovaciones que nos permiten alcanzar nuevas cotas de calidad. Para ellos, elaborar el vino no es simplemente un trabajo, es una forma de vivir, un arte que cultivan con pasión y dedicación.
El proceso empieza con una cosecha manual, donde cada racimo es seleccionado cuidadosamente. Aquí no hay prisa, solo la determinación de recoger las uvas en su punto exacto de maduración, asegurando que cada una aporte lo mejor de sí. Después, despalillan las uvas y comienza la fermentación, donde cada detalle cuenta: la temperatura, el tiempo... todo está pensado para preservar esos maravillosos aromas frutales y esa frescura que caracteriza a nuestros vinos. Luego, el vino descansa en barricas de roble americano y francés, donde sucede la magia: adquiere complejidad, elegancia, y esas notas especiadas, con toques sutiles de vainilla y cacao que invitan a cerrar los ojos y disfrutar de la experiencia.
El leitmotiv de la bodega es sencillo pero poderoso: crear vinos que sean un reflejo honesto del paisaje y la historia de la Ribera del Duero. Cada botella es una cápsula del tiempo, una historia embotellada que habla de pasión, de respeto por la tierra y del trabajo bien hecho. Cuando se descorcha una de estas botellas, estamos abriendo una puerta a la Ribera, sintiendo en cada sorbo el alma de la región. Los vinos de Dehesa de los Canónigos logran algo especial: equilibran la potencia con la elegancia, e invitan a detenerse, a disfrutar, a conectarnos con la tierra y con las personas que, con tanto amor, han hecho posible esa experiencia.
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Comprar Vino de Dehesa de los Canónigos
En los paisajes ondulantes de la Ribera del Duero, siguiendo el curso del majestuoso río Duero, se encuentra Dehesa de los Canónigos, una bodega que guarda en cada rincón más de dos siglos de historia y tradición. Este lugar no es solo una bodega, es un verdadero refugio donde la tierra y la pasión se entrelazan, donde el amor por el vino se ha transmitido como un tesoro familiar, generación tras generación. Situada en Pesquera de Duero, esta bodega se abraza con las colinas que dibujan el paisaje y envuelve en una atmósfera que parece contarnos secretos del pasado.
Viñedos
Los viñedos de Dehesa de los Canónigos se despliegan sobre 70 hectáreas que parecen un auténtico jardín diseñado por la naturaleza para el cultivo de la vid. Cada parcela tiene una personalidad propia, y recorrerlas es como reencontrarse con viejos amigos, cada uno con sus propios recuerdos y vivencias, cada uno con su propia historia y carácter. El microclima de la Ribera del Duero, con sus marcadas oscilaciones térmicas entre el día y la noche, le da a la uva ese toque especial, una maduración que combina frescura y concentración de sabores. Aquí, la Tempranillo (o Tinta Fina), la Cabernet Sauvignon y la Albillo Mayor las cultivan con mimo, y cada una aporta algo único a nuestros vinos.
El terroir es una mezcla fascinante de suelos arcillo-calcáreos, con una capa de gravas que actúan como un sistema de drenaje natural, perfecto para mantener las raíces sanas y fuertes. Y luego está el clima: inviernos fríos, veranos cálidos... un verdadero desafío que, al final, hace que las uvas se fortalezcan y den lo mejor de sí mismas. Pero lo que más nos apasiona de la bodega es su compromiso con la sostenibilidad. Aquí, la viticultura no es solo una actividad agrícola, es casi un ritual, un baile con la naturaleza. Utilizan técnicas respetuosas que priorizan la biodiversidad y cuidan la vitalidad del suelo, asegurando que cada año, la cosecha sea un verdadero reflejo del entorno que la ve nacer.
Filosofía
La filosofía de la bodega en Dehesa de los Canónigos se siente en cada rincón de la bodega y en cada sorbo de vino: respeto por la tradición, amor por la excelencia y una constante curiosidad por mejorar. Es emocionante ver cómo han sabido mantener el espíritu de nuestros antepasados, fusionando los métodos artesanales que aprendieron de sus mayores con las innovaciones que nos permiten alcanzar nuevas cotas de calidad. Para ellos, elaborar el vino no es simplemente un trabajo, es una forma de vivir, un arte que cultivan con pasión y dedicación.
El proceso empieza con una cosecha manual, donde cada racimo es seleccionado cuidadosamente. Aquí no hay prisa, solo la determinación de recoger las uvas en su punto exacto de maduración, asegurando que cada una aporte lo mejor de sí. Después, despalillan las uvas y comienza la fermentación, donde cada detalle cuenta: la temperatura, el tiempo... todo está pensado para preservar esos maravillosos aromas frutales y esa frescura que caracteriza a nuestros vinos. Luego, el vino descansa en barricas de roble americano y francés, donde sucede la magia: adquiere complejidad, elegancia, y esas notas especiadas, con toques sutiles de vainilla y cacao que invitan a cerrar los ojos y disfrutar de la experiencia.
El leitmotiv de la bodega es sencillo pero poderoso: crear vinos que sean un reflejo honesto del paisaje y la historia de la Ribera del Duero. Cada botella es una cápsula del tiempo, una historia embotellada que habla de pasión, de respeto por la tierra y del trabajo bien hecho. Cuando se descorcha una de estas botellas, estamos abriendo una puerta a la Ribera, sintiendo en cada sorbo el alma de la región. Los vinos de Dehesa de los Canónigos logran algo especial: equilibran la potencia con la elegancia, e invitan a detenerse, a disfrutar, a conectarnos con la tierra y con las personas que, con tanto amor, han hecho posible esa experiencia.