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Comprar Vino de Bodegas Matarromera
Bodega Matarromera se encuentra en pleno corazón de la Ribera del Duero, en la llamada Milla de Oro, entre los municipios de Olivares y Valbuena de Duero, en Valladolid. Fundada en 1988 por Carlos Moro, Matarromera es el fruto de la pasión familiar por el vino y la tradición vitivinícola que Carlos heredó de sus antepasados. Desde sus inicios, la bodega ha combinado el respeto por la tradición con la innovación, convirtiéndose en una de las más reconocidas de la región y de España.
Viñedos
Bodega Matarromera se asienta sobre unos terrenos privilegiados. Al abrigo del valle del Duero, entre los municipios de Olivares y Valbuena de Duero, se encuentran los viñedos, a partir de los cuales, Matarromera elabora sus vinos, añada tras añada.
Más de 160 hectáreas de suelos calizos, casi blancos, en los que la uva Tempranillo se expresa con total elegancia, son el punto de partida para que pueda comenzar la magia de la vinificación. También una pequeña proporción de Cabernet Sauvignon y Merlot sirven al equipo enológico para conseguir matices únicos, tonos míticos y sensaciones inolvidables.
La zona de la Ribera del Duero se halla formada por un zócalo antiguo arrasado recubierto en la mayor parte de la cuenca por sedimentos terciarios y cuaternarios. Estos sedimentos son, sobre todo, arenas limosas o arcillosas que alternan con capas calizas y de margas, además de concreciones calcáreas. Estos sedimentos se depositaron durante el Mioceno -hace unos diez millones de años- en ríos y lagos. Los fondos del valle están ocupados, a su vez, por sedimentos muy recientes: gravas y arenas, principalmente, que se disponen formando terrazas o extensas llanuras de inundación a los lados de los cauces de estiaje.
En la región predomina la variedad de la uva Tempranillo, perfecta, además de la privilegiada orografía, para el clima continental de la zona, con inviernos fríos y veranos calurosos.
Filosofía
La filosofía de Bodega Matarromera se basa en la búsqueda constante de la excelencia, combinando tradición e innovación en cada etapa del proceso de elaboración del vino. Para Carlos Moro, "Las bodegas tienen que ser empresas flexibles, dinámicas y modernas, pero sin perder la esencia de lo que hemos ido atesorando a lo largo de la vida". Esta armonía entre el respeto a las técnicas tradicionales y la aplicación de tecnologías de vanguardia es el pilar fundamental de su enfoque.
La vendimia es uno de los momentos más cruciales en la elaboración de los vinos de Matarromera. La elección de la fecha de vendimia no es una decisión al azar, sino que implica un proceso de análisis detallado en el que se evalúan diversos parámetros del estado de la uva. En la Milla de Oro de la Ribera del Duero, la vendimia se realiza manualmente, con una doble selección de racimos para asegurar que solo las uvas de mejor calidad lleguen al proceso de vinificación. Posteriormente, estas uvas pasan por una selección grano a grano, recolectadas en cajas especiales de no más de 20 kg, preservando así la calidad y frescura del fruto.
Matarromera integra en sus instalaciones una variedad de materiales que aportan su propia identidad: la piedra de la zona, el ladrillo, el acero galvanizado, el roble y el hormigón, que representan la unión de la tradición y la fuerza. Todos estos elementos convergen para crear un entorno que no solo es funcional, sino que también transmite el carácter del vino y su historia, un espacio donde la autenticidad se vive en cada rincón.
La innovación es un valor clave en Matarromera. A lo largo de los años, han apostado por el desarrollo de técnicas que les permitan ser sostenibles y, al mismo tiempo, preservar la esencia de sus vinos. El compromiso con la calidad se manifiesta en la inversión en tecnología de última generación para el control de la temperatura durante la fermentación y el uso de barricas de roble francés y americano para el envejecimiento. Cada paso, desde la recolección hasta la maduración, se realiza con una meticulosa atención al detalle.
La elaboración del vino sigue un proceso en el que se cuida cada aspecto de la fermentación y el envejecimiento. Tras la vendimia y la selección rigurosa de las uvas, estas pasan a la fermentación en depósitos de acero inoxidable, donde se controla la temperatura para garantizar que los aromas y sabores se mantengan intactos. La crianza se lleva a cabo en barricas de roble francés y americano, donde los vinos reposan durante el tiempo necesario para alcanzar la complejidad y profundidad que caracterizan a los vinos de Matarromera. La paciencia es una virtud en el mundo del vino, y en Matarromera, cada añada es tratada con el respeto que merece, permitiendo que el tiempo haga su trabajo.
Para Carlos Moro, el leitmotiv del proyecto siempre ha sido crear vinos que puedan emocionar, que cuenten una historia y que conecten con las personas. Esa visión ha llevado a Matarromera a posicionarse como una de las bodegas más reconocidas de la Ribera del Duero y de España en general. Sus vinos no solo son fruto de la tierra, sino también de la pasión, el esfuerzo y el deseo de transmitir lo mejor de cada vendimia a aquellos que los disfrutan.
Bodega Matarromera se destaca por su enfoque en la sostenibilidad. El respeto por el entorno natural no es solo un discurso, sino una práctica tangible en cada una de las etapas del proceso de elaboración. Se han implementado sistemas de eficiencia energética, tratamiento de aguas y técnicas agrícolas respetuosas con el medio ambiente. Esta filosofía de sostenibilidad se traduce en el compromiso de devolver a la tierra parte de lo que ella les ha dado, manteniendo así un equilibrio que asegure la continuidad de esta noble actividad para las generaciones futuras.
En definitiva, Matarromera no es simplemente una bodega. Es el reflejo de una tradición familiar, un proyecto de vida que busca la excelencia y la conexión emocional con cada copa. Cada botella es el resultado de años de dedicación y pasión, una invitación a recorrer los paisajes del Duero y a saborear la autenticidad de una tierra rica en historia y matices. Cuando se descorcha una botella de Matarromera, no solo se abre un vino; se desata una historia, una emoción, un pequeño pedazo de la Ribera del Duero que llega a nuestras mesas para ser disfrutado y compartido.
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Comprar Vino de Bodegas Matarromera
Bodega Matarromera se encuentra en pleno corazón de la Ribera del Duero, en la llamada Milla de Oro, entre los municipios de Olivares y Valbuena de Duero, en Valladolid. Fundada en 1988 por Carlos Moro, Matarromera es el fruto de la pasión familiar por el vino y la tradición vitivinícola que Carlos heredó de sus antepasados. Desde sus inicios, la bodega ha combinado el respeto por la tradición con la innovación, convirtiéndose en una de las más reconocidas de la región y de España.
Viñedos
Bodega Matarromera se asienta sobre unos terrenos privilegiados. Al abrigo del valle del Duero, entre los municipios de Olivares y Valbuena de Duero, se encuentran los viñedos, a partir de los cuales, Matarromera elabora sus vinos, añada tras añada.
Más de 160 hectáreas de suelos calizos, casi blancos, en los que la uva Tempranillo se expresa con total elegancia, son el punto de partida para que pueda comenzar la magia de la vinificación. También una pequeña proporción de Cabernet Sauvignon y Merlot sirven al equipo enológico para conseguir matices únicos, tonos míticos y sensaciones inolvidables.
La zona de la Ribera del Duero se halla formada por un zócalo antiguo arrasado recubierto en la mayor parte de la cuenca por sedimentos terciarios y cuaternarios. Estos sedimentos son, sobre todo, arenas limosas o arcillosas que alternan con capas calizas y de margas, además de concreciones calcáreas. Estos sedimentos se depositaron durante el Mioceno -hace unos diez millones de años- en ríos y lagos. Los fondos del valle están ocupados, a su vez, por sedimentos muy recientes: gravas y arenas, principalmente, que se disponen formando terrazas o extensas llanuras de inundación a los lados de los cauces de estiaje.
En la región predomina la variedad de la uva Tempranillo, perfecta, además de la privilegiada orografía, para el clima continental de la zona, con inviernos fríos y veranos calurosos.
Filosofía
La filosofía de Bodega Matarromera se basa en la búsqueda constante de la excelencia, combinando tradición e innovación en cada etapa del proceso de elaboración del vino. Para Carlos Moro, "Las bodegas tienen que ser empresas flexibles, dinámicas y modernas, pero sin perder la esencia de lo que hemos ido atesorando a lo largo de la vida". Esta armonía entre el respeto a las técnicas tradicionales y la aplicación de tecnologías de vanguardia es el pilar fundamental de su enfoque.
La vendimia es uno de los momentos más cruciales en la elaboración de los vinos de Matarromera. La elección de la fecha de vendimia no es una decisión al azar, sino que implica un proceso de análisis detallado en el que se evalúan diversos parámetros del estado de la uva. En la Milla de Oro de la Ribera del Duero, la vendimia se realiza manualmente, con una doble selección de racimos para asegurar que solo las uvas de mejor calidad lleguen al proceso de vinificación. Posteriormente, estas uvas pasan por una selección grano a grano, recolectadas en cajas especiales de no más de 20 kg, preservando así la calidad y frescura del fruto.
Matarromera integra en sus instalaciones una variedad de materiales que aportan su propia identidad: la piedra de la zona, el ladrillo, el acero galvanizado, el roble y el hormigón, que representan la unión de la tradición y la fuerza. Todos estos elementos convergen para crear un entorno que no solo es funcional, sino que también transmite el carácter del vino y su historia, un espacio donde la autenticidad se vive en cada rincón.
La innovación es un valor clave en Matarromera. A lo largo de los años, han apostado por el desarrollo de técnicas que les permitan ser sostenibles y, al mismo tiempo, preservar la esencia de sus vinos. El compromiso con la calidad se manifiesta en la inversión en tecnología de última generación para el control de la temperatura durante la fermentación y el uso de barricas de roble francés y americano para el envejecimiento. Cada paso, desde la recolección hasta la maduración, se realiza con una meticulosa atención al detalle.
La elaboración del vino sigue un proceso en el que se cuida cada aspecto de la fermentación y el envejecimiento. Tras la vendimia y la selección rigurosa de las uvas, estas pasan a la fermentación en depósitos de acero inoxidable, donde se controla la temperatura para garantizar que los aromas y sabores se mantengan intactos. La crianza se lleva a cabo en barricas de roble francés y americano, donde los vinos reposan durante el tiempo necesario para alcanzar la complejidad y profundidad que caracterizan a los vinos de Matarromera. La paciencia es una virtud en el mundo del vino, y en Matarromera, cada añada es tratada con el respeto que merece, permitiendo que el tiempo haga su trabajo.
Para Carlos Moro, el leitmotiv del proyecto siempre ha sido crear vinos que puedan emocionar, que cuenten una historia y que conecten con las personas. Esa visión ha llevado a Matarromera a posicionarse como una de las bodegas más reconocidas de la Ribera del Duero y de España en general. Sus vinos no solo son fruto de la tierra, sino también de la pasión, el esfuerzo y el deseo de transmitir lo mejor de cada vendimia a aquellos que los disfrutan.
Bodega Matarromera se destaca por su enfoque en la sostenibilidad. El respeto por el entorno natural no es solo un discurso, sino una práctica tangible en cada una de las etapas del proceso de elaboración. Se han implementado sistemas de eficiencia energética, tratamiento de aguas y técnicas agrícolas respetuosas con el medio ambiente. Esta filosofía de sostenibilidad se traduce en el compromiso de devolver a la tierra parte de lo que ella les ha dado, manteniendo así un equilibrio que asegure la continuidad de esta noble actividad para las generaciones futuras.
En definitiva, Matarromera no es simplemente una bodega. Es el reflejo de una tradición familiar, un proyecto de vida que busca la excelencia y la conexión emocional con cada copa. Cada botella es el resultado de años de dedicación y pasión, una invitación a recorrer los paisajes del Duero y a saborear la autenticidad de una tierra rica en historia y matices. Cuando se descorcha una botella de Matarromera, no solo se abre un vino; se desata una historia, una emoción, un pequeño pedazo de la Ribera del Duero que llega a nuestras mesas para ser disfrutado y compartido.