Proyectos vinícolas impulsados por grandes enólogas

Si bien el mundo del vino ha sido un sector tradicionalmente reservado a los hombres, las mujeres han ido rompiendo barreras a paso firme, y cada vez contamos con más de ellas impulsando y liderando grandes proyectos vinícolas. En el Día de la Mujer, desde Gourmet Hunters queremos acercarte una selección de grandes enólogas que no dejan de sorprendernos con sus iniciativas.

Nadia Verrua desarrolla sus vinos naturales en sus siete hectáreas ubicadas en la zona olvidada de la provincia de Asti, en el Piamonte. Sin embargo, aunque relegada, se trata de una región repleta de variedades muy especiales con fuerte personalidad. 

 

Con más de una década al frente de la finca familiar, Verrua ha abandonado las DOC de la región y sus regulaciones para elaborar un repertorio de vinos cada vez más diverso, en función de lo que tiene para ofrecerle cada cosecha. Cada año, sin embargo, mantiene tres vinos principales, elaborados a partir de las variedades más destacadas de la zona: la Barbera, la Grignolino y la Ruché.

El vino Grignolino ha recibido el nombre Ottavio en honor a su padre, el Ruché se llama Teresa por su madre y La Bandita hace referencia a ella misma, cuyo retrato caricaturizado aparece en la etiqueta.

El vino de Nadia Verrua que destacamos hoy justamente este vino tinto reserva Cascina Tavijn Bandita 2017. Se trata de un vino cautivador, afrutado y jugoso, elaborado a partir de un 100% Barbera, con 15% de contenido alcohólico, fermentación alcohólica espontánea con levaduras autóctonas, maceración en pieles durante dos meses, crianza de dos años en barricas usadas de roble y embotellado sin filtrar. 

 

2. Clos Erasmus by Daphne Glorian

La enóloga suiza Daphne Glorian fue una de las pioneras en revitalizar el Priorat en los años 90’, con la fundación de su bodega Clos Erasmus en 1989. Desde sus inicios, trabaja con agricultura ecológica y desde 2004 también incorporó la biodinámica. 

Glorian se convirtió en una de las enólogas más reconocidas del Priorat tras elaborar uno de los vinos más famosos a nivel internacional, el Clos Erasmus. Laurel 2018 es su segundo gran vino, elaborado a partir de una mezcla entre Garnacha, Syrah y Cabernet Sauvignon. Se trata de un vino maduro y elegante, con 18 meses de crianza en barricas.

 

3. Familia Nin Ortiz by Ester Nin (y Carles Ortiz)

Bióloga y enóloga especializada en viticultura biodinámica y ecológica, Ester Nin fue una de las pioneras de la viticultura biodinámica en el Priorat. Incluso llegó a ser viticultora de Daphne Glorian en Clos i Terrasses, donde supervisó la transición hacia una viticultura biodinámica. 

En 2004, compró su propia parcela de una hectárea y media de viñas viejas de Garnacha Negra, Peluda y Cariñena en Mas d’En Caçador, uno de los puntos más altos del Priorat, con terrazas escarpadas de piedras y rocosos a 650 metros sobre el nivel del mar.

Familia Nin Ortiz surge de la familia que forma Ester junto al también enólogo Carles Ortiz, que había adquirido y recuperado 5 hectáreas de viñedo cerca, bajo el nombre Finca Les Planetes. Juntos, impulsaron un proyecto vinícola guiado por los principios de la biodinámica, utilizando exclusivamente materiales orgánicos y realizando la vendimia de forma manual.

En esta ocasión, destacamos el vino tinto joven con crianza Planetes de Nin Garnatxes en Àmfora 2019. Maduro y elegante, de 93 Puntos Parker, con 14,5% de alcohol. Es un vino elaborado un 100% a partir de Garnacha, que atraviesa una fermentación alcohólica espontánea y crianza de seis meses en ánforas.

 

4. Verónica Ortega

El proyecto de la andaluza Verónica Ortega se ubica en la D.O. Bierzo, en la pequeña villa de Valtuille de Abajo. Allí, trabaja con vinificaciones poco intervencionistas viejas cepas de variedades ancestrales de Mencía y Godello. Ortega se instaló allí en el 2012, luego de una vendimia en Nueva Zelanda en una bodega biodinámica, y de haber sido la primera mujer que trabajó con el equipo técnico del mítico Domaine de la Romané-Conti en Borgoña. 

Los viñedos de Verónica Ortega se extienden a lo largo de cinco parcelas en Valtuille de Abajo, en el Bierzo, y albergan variedades ancestrales de Mencía y Godello. Al situarse en un valle, el Bierzo tiene un microclima muy especial, suave y benigno, más bien templado regulado por cierta humedad.

Las parcelas son trabajadas de forma manual, siguiendo los preceptos de la agricultura ecológica. Las uvas son maduradas en ánforas de barro y en barricas de roble francés. Las tinajas que Ortega utiliza para la crianza de sus mencías tienen una capacidad de 800 litros cada una y son realizadas por encargo con forma oval, buscando que dentro haya un movimiento minúsculo pero constante. 

Eso hace que las lías estén circulación y ejerzan su acción sobre la boca del vino. Además, la porosidad de la cerámica permite un intercambio de oxígeno, como en barrica, permitiendo que el vino se vaya criando.

La bodega produce unas 40.000 botellas al año, con vinificaciones precisas y poco intervencionistas para transmitir el perfil del suelo y su identidad.

Los vinos son elaborados de forma artesanal, buscando transmitir el Bierzo en cada gota. Se elaboran con fermentaciones espontáneas y niveles bajos de sulfuroso.

Aquí destacamos el Verónica Ortega CAL 2019, un vino ecológico blanco con crianza, con 12,5% de alcohol, hecho a partir de un 100% Godello. En su elaboración, atraviesa una fermentación alcohólica espontánea con levaduras autóctonas en barricas de roble francés, para luego someterse a una crianza de un año en ánforas de 800 litros.

 

5. Pazo de Señorans by Marisol Bueno

Con más de cuarenta años de experiencia en el cultivo de Albariño, primero como viticultura y luego como bodeguera, Marisol Bueno es una de las voces más reconocidas en el mundo vinícola gallego no sólo por estar al frente de la emblemática bodega Pazo Señorans, sino también por sus más de veinte años dirigiendo el Consejo regulador de la DO Rías Baixas (desde 1986 hasta el 2007). 

Con 91 Puntos Parker y 95 Puntos Peñín, el vino blanco Pazo Señorans Albariño Colección 2016 es una de las tantas muestras de calidad que avalan la trayectoria de Bueno. Este vino profundo y mineral, con 13,5% de alcohol, atraviesa una maceración pelicular en frío durante una semana en depósitos de acero inoxidable previo a la maceración alcohólica. Finalmente, es sometido a una crianza de cinco meses en inox y luego 30 meses en botella.



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