Mitos y Verdades sobre el Vino Rosado

A pesar de que cada vez crece más la popularidad y el consumo del vino rosado, lo cierto es que todavía existen varios mitos que oscurecen su imagen. Aquí, te ayudamos a esclarecer varias de esas falsas creencias, para que puedan apreciar las grandes virtudes que existen detrás de los vinos rosados.

1. El vino rosado es una mezcla entre el vino tinto y el vino blanco

Que es el resultado de una mezcla entre el vino tinto y el vino blanco es uno de los mitos más extendidos sobre el vino rosado. Sin embargo, nada más lejos de la verdad. 

Lo ciertos es que, aunque el vino rosado puede elaborarse con una mezcla no de vinos blancos y tintos sino de variedades de uvas blancas y uvas tintas, en cualquier caso su color no se explica por ello sino por el breve contacto con los hollejos (la piel de las uvas), que es la que no sólo tiñe el vino sino que también le provee de taninos. 

Mientras que en los vinos tintos el contacto con hollejos puede durar varios días (hasta una semana), en el caso de los vinos rosados, dura unas 24 horas y luego se realiza el proceso de ‘sangrado’ para extraer el mosto, que es lo que explica por qué su color es rosado y no rojizo. 

2. El vino rosado solo se disfruta en verano

Este mito es hermano de otros mitos, como el que dice que el vino tinto es solo para la carne o el que asegura que vino blanco combina bien únicamente con pescado. No hay un solo momento ni una sola combinación posible para los vinos. 

Si bien el vino rosado, que se suele consumir frío, puede ser ligero y refrescante, y por ello resultarnos una buena opción para el verano, de ninguna manera este es el único momento en que se puede disfrutar. En síntesis, no hay una sola manera o un solo momento en que puedas disfrutar un vino. Al momento y a las formas las eliges tú. 

3. El vino rosado es ‘cosa de mujeres’

Este mito viene de la mano de los estereotipos sexistas, que sostienen que existen “cosas de mujeres” y asignan gustos o preferencias según el género. Existe la idea de que el vino rosado es supuestamente más delicado que el resto y que, por tanto, es una opción preferida por las mujeres. También hay quienes que, por su color, lo asocian al género femenino. 

Lo cierto es que, al margen de que el vino rosado no necesariamente es más delicado que uno tinto o uno blanco, este mito es falso porque no existe un paladar común a todas las mujeres y otro común a todos los hombres. No hay vinos para hombres y vinos para mujeres. Hay tantos gustos y paladares como personas, más allá de su género. 

4. Los vinos rosados tienen poco alcohol

Otra falsa creencia en torno al vino rosado es que tiene poco alcohol. Sin embargo, esto no es para nada cierto, ya que hay vinos rosados que pueden llegar hasta los 14 grados de contenido alcohólico. 

5. Los vinos rosados son siempre dulces

Este mito es igual de falso que el anterior. De la misma manera que hay vinos rosados con baja cantidad de alcohol y otros con un contenido alcohólico, podemos decir que hay vinos rosados dulces y otros más secos donde predomina la acidez. Todo depende del resultado que quiera alcanzar cada enólogo. Pero lo cierto es que hay vinos rosados para todos los gustos.

6. La intensidad del color del vino rosado sirve como indicador de su calidad

Nada más lejos de la realidad. La intensidad del color de un vino rosado, que viene dada ya sea por el tiempo de maceración o por el tipo de uva utilizado para su elaboración, no es para nada un indicador de su calidad. De hecho, algunos de los vinos rosados más valorados son asalmonados.

7. El vino rosado no va bien con las comidas

Muchas personas asocian al vino rosado como una opción más para cocktail o aperitivo más que para acompañar una comida. La verdad es que el vino rosado es muy versátil y puede ser un gran maridaje tanto para ensaladas, arroces con pescados, ahumados, embutidos, pescados blancos o arroces con carne, entre otras opciones.

8. Los vinos rosados son de menor calidad que los vinos tintos o los vinos blancos

Existe el prejuicio de que el vino rosado es una suerte de “tercera opción”, de menor calidad y complejidad que los vinos tintos o los vinos blancos. Esto es sencillamente falso. 

Incluso podemos encontrar varios vinos rosados que cuentan con el sello de calidad de 80+ Puntos Peñín y 90+ Puntos Parker. 

Si de calidad se trata, la clave está en la variedad y la calidad de la uva y el suelo, la complejidad de su proceso de elaboración en su paso por bodega, entre muchas otras cosas, y no en el tipo de vino.

9. El vino rosado se consume poco

Según el Observatoire Mondial du Rosé, el consumo mundial de vino rosado se ha disparado en diecisiete años, creciendo un 40% entre 2002 y 2018, alcanzando este último año su récord de consumo, con 25,6 millones de hectolitros y su récord de producción con 26,4 millones de hectolitros ese mismo año.

En cuanto a países, las cifras mostraron que el flujo mundial de vinos rosados alcanzó los 2.200 millones de euros en 2018. A su vez, reflejaron que mientras que los vinos rosados premium provienen principalmente de Francia, España tiene una fuerte posición en el nivel de entrada. 

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