Todo sobre suelos y vinos

Los suelos son un aspecto fundamental para determinar la calidad de la uva y, por ende, del vino. Por eso, es importante saber cómo están compuestos y cuáles son más favorables al cultivo de la vida. Aquí te contamos todo lo que debes saber.

Los suelos están compuestos, en distintas medidas, por roca madre erosionada, materia orgánica depositada en el lugar, y por materiales que han sido trasladados por el viento, el agua o la gravedad.

Diferentes tipos de suelos

Existen diferentes tipos de suelos según su composición, aunque muchas veces pueden estar mezclados entre ellos:

  • El suelo arenoso se compone sobre todo por arena, con partículas -muchas de ellas gruesas- de piedra silícea. Absorbe poca agua, es muy poroso, se seca rápidamente y no tiene adhesividad. Es muy inerte, no retiene nutrientes pero tiene buena capacidad de drenaje. 
  • El suelo limoso se compone de partículas transportadas por ríos o vientos, se asientan sobre las orillas de cauces fluviales o tierras que fueron inundadas. No tiene capacidad de retención de mucha cantidad de agua ni nutrientes, es poco adhesivo y es bastante inerte. 
  • El suelo arcilloso está conformado por partículas muy pequeñas de arcilla, las cuales retienen mucho el agua y nutrientes, son plásticas al humedecerse, tienen mucha adherencia y cuando se seca quedan muy compactas. Estos suelos se conocen por ser húmedos y pesados. 

En función de la composición que se tenga de cada suelo, ya sea que esté en estado puro o que estén mezclados, podemos obtener diferentes texturas:

  • La textura arenosa es aquella que se observa en los suelos completamente arenosos. 
  • La textura franco-arenosa se encuentra en aquel suelo que tiene sobre todo arena, con menores porciones de limo y arcilla, lo que le confiere una mayor coherencia entre las partículas. 
  • La textura franca tiene una mezcla bastante equitativa de los tres componentes, arena, limo y arcilla. Esto lo vuelve blando, fácil de desmenuzar y bastante plástico.
  • La textura franco-arcillosa contiene una gran proporción de arcilla, aunque también limo y arena, lo que le brinda una mayor cohesión. 
  • La textura arcillosa es fina y muy plástica.

Los mejores suelos para el vino

Por lo general, los suelos preferibles para la viña son aquellos formados por una mezcla de distintos tamaños de partículas. Mientras que la roca madre determina la textura y el tipo de suelo, el clima, el relieve y los seres vivos que habiten el suelo dejarán su impronta y le proporcionarán muchas de sus características.

En lo que a viticultura se refiere, la estructura física es lo más fundamental, ya que determina la capacidad del suelo para retener agua, como también la accesibilidad de la vid para acceder a ella. 

Mientras que los suelos húmedos y claros son fríos, los que drenan bien y son oscuros y pedregosos, son cálidos y favorecen la erupción y maduración de las uvas. En climas hostiles, pueden ayudar a las variedades de maduración tardía. Por el contrario, los suelos fríos pueden ser favorables para las de maduración temprana. 

Las uvas tintas se benefician de suelos con partículas de menor tamaño -en primer lugar la arcilla, y en segunda medida el limo-, ya que ofrecen un muy fácil acceso a nutrientes y agua. Por el contrario, en la arena y la grava, los nutrientes son inalcanzables para la raíz. Por eso es que este tipo de suelos son bajos en nutrientes.

Sin embargo, cuando las partículas son demasiado pequeñas, pueden ahogarla. Sobre todo si están sometidas a grandes cantidades de precipitaciones. Por eso, el clima es un factor fundamental a tener en cuenta cuando pensamos en el tipo ideal de suelo. 

Por otra parte, el limo no tiene la capacidad de retener agua ni proporcionar nutrientes como la arcilla, como tampoco el drenaje de los suelos arenosos. Por eso es que lo óptimo es buscar una mezcla equilibrada entre los tres tipos de suelos, con una muy baja proporción de limo. 

De todas maneras, el tipo de suelo óptimo para cada vid estará determinado en última instancia por una serie de factores aparte del clima, como la exposición al sol, la variedad de la uva, y la profundidad del suelo.

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