Rafa Soto Mahamud, responsable comercial de Bodegas Remelluri: “Nos gustan los vinos que tengan algo que contar en boca”

Menos es más. Así lo creen en Bodegas Remelluri. En diálogo con Gourmet Hunters, su responsable comercial Rafa Soto Mahamud nos cuenta por qué tienen como objetivo limitar  la producción a 250 mil botellas al año, para evitar caer en un modelo industrial, y llevar a cabo una viticultura ecológica. El resultado: Vinos con mucha textura y matices, que puedan reflejar esa Rioja de antaño, que Bodegas Remelluri se empeña en recuperar.

¿Cómo definirías a Bodegas Remelluri?

Como una propuesta de volver a una Rioja anterior a la de las grandes bodegas que nacen a finales del siglo XIX con una vocación más de producir grandes cantidades, mezclar diferentes parcelas y homogeneizar para dar un gusto siempre muy condicionado por la maduración en barrica. Nosotros buscamos de alguna manera reaccionar a esto para dar una visión diferente. Remelluri en sí es una finca de 91 hectáreas en la que todos los vinos que elaboramos, es decir, lo que sería la gama de Remelluri, Remelluri Reserva, Granja y Blanco, se elaboran solo con uvas de nuestra finca. No compramos uva a ningún proveedor. Entonces, eso ya determina que los vinos van a ser diferentes, añada tras añada, porque lógicamente al no poder comprar, van a ser una expresión mucho más fiel no solamente del terruño sino también de cada añada, lo cual a veces puede ser no tan comercial, porque no siempre es el mismo sabor, pero para nosotros es mucho más interesante. 

¿Por qué su apuesta por el cultivo ecológico?

Desde que regresó Telmo Rodríguez, una de las prioridades pasó a ser la de trabajar en ecológico, lo que para nosotros significa fundamentalmente un respeto por la vida de nuestros suelos. Tenemos diversos cultivos en diversas parcelas con el objetivo de darle vida al suelo, en algunos casos para quitarle vigor a la vid, y algunas veces con objetivos sanitarios como, por ejemplo, para el control de plagas. Se trata de trabajar en la recuperación del estilo antiguo. Nuestros vinos están certificados como ecológicos. En el caso de Lindes, está más enfocado a los pueblos. Ahí no podemos trabajar de forma ecológica porque se trata de varios proveedores, algunos de ellos que conocemos desde que empezó el proyecto en el año 71′. Cada uno tiene unas prácticas, aunque tratamos de que sean lo más afines posibles a nuestra forma de ver la viticultura y el vino

¿Qué es lo que caracteriza al proceso de elaboración de sus vinos? 

El hecho de que cada pequeña parcela de las que forman parte de Remelluri la elaboremos por separado es muy importante. Y también, un poco como reacción a otras bodegas grandes de Rioja que tienden a homogeneizar, a mezclar en grandes depósitos, bien de madera o bien de inox, o incluso de hormigón, en nuestro caso tratamos de que cada uno de los foudres, sean la expresión de una única finca. Por otro lado, también es importante destacar no sólo la elaboración sino lo que viene de la viña a partir de la co-plantación. En la Rioja, como en otras partes de España, se ha ido olvidando el hecho de que en una misma finca existían varios tipos de uva, varias variedades. Nosotros hemos vuelto a esa co-plantación, al punto de que es muy rara la finca en la que tengamos una única variedad. A su vez, tratamos siempre de respetar tanto el suelo como la fruta, es decir, que no nos enfocamos en que nuestros vinos tengan un marcado carácter de barrica con un perfil más oxidativo, sino en que tengan una frescura y una expresión de fruta y de suelo importante.

 

¿Qué características le aportan las condiciones climatológicas y geográficas a sus vinos?  

Nosotros estamos ubicados en la espalda de la Sierra del Toloño, con algunas fincas que sobrepasan los 600 metros de altura. Entonces, esa altura y esa situación geográfica, al encontrarnos en este vértice de la Rioja Alavesa tan determinado por el río Ebro hace que tengamos ese carácter dual, de Atlántico y Mediterráneo a la vez. En Remelluri hay mucha vegetación atlántica como, por ejemplo, helechos, pero a la vez también mucha vegetación mediterránea, como el espliego, el tomillo, el brezo. Entonces, para nosotros el clima es muy determinante, porque tenemos inviernos a veces rigurosos, con nieve, pero luego tenemos unos otoños muy agradables, bastante lluviosos. Los veranos son cálidos y tenemos una diferencia de temperatura entre noche y día muy grande, lo cual significa que la maduración se alarga bastante en el tiempo. Y nuestras vendimias se prolongan bastante.

¿Qué cambios han experimentado a lo largo de los años? 

Remelluri nace en el 71’ en manos de los padres de Telmo, Amaia y Sancho, quienes tenían una idea bastante romántica de recuperar una finca. Ellos compraron una finca con un monasterio que data del siglo XIII. Es una propiedad en la que se elabora el vino desde casi la baja Edad Media. Tenían la idea de hacer algo muy discreto, muy integrado con la naturaleza, uniendo un poco los modelos industriales de la Rioja. Con la llegada de Telmo a finales de los 90, se innovó con el blanco, que es una  propuesta muy original. Con la nueva etapa también de Telmo ya a mediados de los 2000, se incorpora el tema de lo ecológico, de intentar purificar Remelluri haciendo una cantidad en torno a las 200 o 250 mil botellas todos los años y no más. Lo que hay es lo que hay, se trabaja con lo nuestro, separando de ambos Lindes de lo que sería Remelluri

¿De qué manera se posicionan a nivel del mercado nacional e internacional?

A día de hoy, para nosotros el mercado nacional es mucho más importante que el mercado de exportación. Seguimos siendo una marca conocida en España, y aún la mayor parte de nuestras ventas, diría que no menos del 70 por ciento, son a nivel nacional. 

¿Esto ha ido evolucionando en el tiempo?

Idealmente cada año vamos creciendo un poco. Lo cierto es que con la crisis sanitaria del COVID-19 las cosas han ido cambiando. Estábamos vendiendo muy bien en el mercado norteamericano, en el mercado suizo, en Inglaterra. Pero ahora no se sabe muy bien cómo va a quedar el futuro. Sin embargo, nuestra idea es, siempre cuidando de mantener una cantidad constante y sin buscar crecer en volumen, que cada vez haya menos vino en el mercado nacional. Pero, en este contexto, la realidad es que es imposible hacer planes comerciales reales.  

¿Cuál es el valor más importante de sus vinos?

Creo que el valor es ofrecer una mirada distinta a La Rioja, que creo que es una de las zonas vitivinícolas más interesantes del mundo, una mirada que ya prácticamente está olvidada, y me parece que es lo más bonito que tenemos. Esa mirada con el foco puesto en los pueblos, esa mirada fijada en la elaboración de una única finca que conocemos bien y en donde desde hace muchos siglos se elabora ese vino. Esa capacidad de ser valientes y ofrecer una visión de cada añada. Habrá añadas mejores o peores. Pero bueno, intentamos no homogeneizar y dar una visión más auténtica. La apuesta por no crecer, que supone muchos sacrificios, pero también pensamos que es lo más honrado hacia nuestros clientes. 

¿Y qué podemos esperar de sus perfiles de aromas y sabor?

Lo primero que va a sorprender a la gente cuando, por ejemplo, tome un Remelluri Reserva, es que va a encontrar un vino con muchísimo color y capa, va a pensar que no es que no es reserva… Luego la nariz va a ser siempre más compleja y diferente. También depende del tipo de reserva. Yo creo que es una nariz que tiene mucho de monte bajo, de guinda, de salvia, de espino. Y luego también de fruta negra. Y algún toque muy sutil de panadería, de bollería. Nada maderizado. Y luego en boca a mí me gusta porque tiene textura. Tiene taninos. A nosotros nos gustan los vinos que tengan algo que contar en boca. Es lo que más nos gusta en realidad. Que tenga diferentes texturas, que tenga unos taninos presentes pero maduros. Eso sería un poco lo distintivo, unos taninos muy texturizados, una nariz compleja y no solamente en base a la crianza, a la guarda en barrica, la maduración, sino que tenga también otros matices también de nuestro paisaje.

También te puede interesar