VinoLover¿De dónde provienen los sabores del vino? ¿Por qué son distintos a los de la uva? Los sabores del vino provienen de los compuestos de aroma que se liberan durante la fermentación, es decir, del proceso mediante el cual el azúcar en el mosto de la uva se transforma en alcohol. El término técnico de estos compuestos es estereoisómeros.
Es por ello que, cuando hueles un vino, el alcohol se evapora en el aire, transportando los compuestos de aroma hacia tu nariz. Cada vino puede albergar una gran cantidad de estereoisómeros diferentes, los cuales tendrán diversos impactos en el sabor del vino.
Si bien es cierto que cada uno percibe los aromas y, por tanto, los sabores de una manera particular, y pueden variar los detalles y descriptores que utilicemos para transmitirlos, en general se tiende a coincidir en los sabores de un vino, aunque sea a grandes rasgos.
Los sabores en el vino tinto
Los sabores frutales son los más fáciles de identificar en un vino. En los vinos tintos, estos sabores suelen asociarse ya sea a sabores de fruta roja o a sabores de fruta negra. Mientras que los primeros pueden variar desde sabores más agrios, como de arándanos, a otros más dulces, como de cereza o frambuesa, los segundos tienden a ser más corpulentos, como es el caso del Cabernet Sauvignon, por ejemplo.
Sin embargo, muchos viticultores mezclan estos dos tipos de sabores en sus vinos tintos, de frutas rojas y negras, al incluir distintas variedades de uva para la elaboración del vino, y así aportarle mayor complejidad en el paladar.
Los sabores en el vino blanco
Los vinos blancos ofrecen dos tipos principales de fruta, que son las frutas de árbol y los cítricos, los cuales tendrán mucho que ver con el clima del lugar donde fueron cultivadas las uvas.
A la hora de probar un vino blanco, es recomendable pensar en el sabor de la fruta percibida, para después enfocarse en la madurez que presenta ese sabor en la boca, y poder describirlo.
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