¿A qué huelen los defectos del vino?

Como bebedores de vino, se nos pueden pasar por alto algunos de los defectos del vino. Sin embargo, nuestros sentidos pueden ser grandes aliados si queremos identificarlos. Aquí te compartimos los defectos más comunes y cómo puedes detectarlos con tu nariz

1.Vino oxidado

El vino oxidado se refiere a la contaminación causada por una excesiva exposición al oxígeno, al igual que sucede cuando dejas una manzana sin tapar y se vuelve de un color marrón. La oxidación del vino es la falla más común que podemos encontrar.

Es fácil identificar la oxidación porque los vinos oxidados pierden su brillo, tanto en color como en sabor. En los vinos tintos, los rojos profundos se vuelven de color marrón-naranja y tienen una extraña nota de vinagre y manzana. 

Los vinos blancos son mucho más susceptibles a la oxidación que los tintos, porque la alta concentración de taninos de los tintos sirven para prevenirla. 

2. Compuestos de azufre

El azufre se añade en pequeñas cantidades a casi todo el vino para estabilizarlo. En el caso de vinos naturales, no tiene estos añadidos. La manifestación más frecuente de un defecto relacionado con el azufre se llama mercaptano. Los compuestos de azufre huelen a humo como un fósforo encendido o una col cocida. 

La mayoría de estos olores se queman en unos 15-20 minutos después de abrir una botella. Si notas olores a huevo podrido, flatulencias, goma quemada o ajo cocido en tu vino después de decantarlo durante algún tiempo, entonces probablemente tengas un problema de mercaptano. 

3. Fermentación secundaria 

Podemos identificar la fermentación secundaria cuando vemos pequeñas burbujas en un vino que no es espumoso, es decir, un vino donde no debería haber ninguna, especialmente en una botella joven de vino tinto. Además de las burbujas, los vinos suelen oler a levadura. 

Las burbujas suelen ocurrir por accidente cuando el azúcar residual se embotella con el vino, resultando en una doble fermentación. Esto ocurre con mayor frecuencia en la vinificación de baja intervención cuando no se añaden sulfitos.

4. Vino cocido

Este defecto se refiere a cuando un vino se arruina debido a la excesiva exposición al calor. En cuanto al olor que podemos detectar en estos vinos, va a ser parecido a la mermelada dulce o a una salsa de reducción.

A su vez, como el daño por calor suele comprometer el sello de la botella, ya que el calor empuja el corcho hacia afuera, también puede producir una oxidación. 

5. Golpe de luz

El vino puede dañarse como consecuencia de una exposición excesiva a una radiación, normalmente a la luz UV. Esto se genera por lo general cuando se deja un vino mucho tiempo al sol o cerca de una ventana. Esto ocurre más seguido con los vinos blancos delicados y su olor es el de un suéter de lana mojado. 

6. Manchas de bacterias

Durante la fermentación del vino, además de la levadura pueden encontrarse muchos microbios. En una cantidad reducida, pueden añadir complejidad al vino, pero si se excede, pasa a considerarse un defecto, que libera varios aromas. Si al oler el vino percibes hongos o incluso paja, esto puede ser una señal de que los microbios se han sobreproducido.  



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