Mitos y verdades sobre el vino blanco

¿Es realmente blanco el vino blanco? ¿Es verdad que sólo puede consumirse frío? ¿El vino blanco y la carne son enemigos? Existen muchos mitos en torno al vino blanco. Aquí separamos la paja del trigo, para que puedas convertirte en un verdadero experto del vino blanco

 

El vino blanco se hace solamente a partir de uvas blancas

Una creencia bastante popularizada en torno al vino blanco es que solo puede elaborarse a partir de variedades de uvas blancas, las cuales tienen un color de piel entre amarillo y verdoso. Sin embargo, la realidad es que hay muchos vinos blancos que se producen a partir de uvas oscuras. Según el tipo de uva, variará la tonalidad, desde más cristalina hasta más pajosa o ámbar.

Para lograr su color claro, la clave está en que, al momento de la maceración, se evita que los hollejos o piel de las uvas permanezcan en reposo con el mosto, ya que es justamente eso lo que tiñe el jugo del vino y le da un color oscuro. 

El vino blanco se debe tomar muy frío

Esta es una máxima que no siempre aplica. Depende en gran medida de la botella que tengamos en nuestras manos. Mientras que la temperatura ideal para los vinos blancos más ligeros es de entre 7 y 10 grados, para aquellos que son más maduros, y llevan un tiempo en barrica, les sienta mejor servirse entre los 10 y 13 grados, ya que a esta temperatura se pueden apreciar mejor ciertos aromas que a una baja temperatura pasan desapercibidos.

El vino blanco sólo va con pescado, y nunca con carne

Una idea muy extendida es que lo que mejor acompaña a la carne es el vino tinto. La realidad es que esto no es siempre así. El vino blanco no sólo va bien con el pescado sino que, de nuevo, depende de la variedad. Un claro ejemplo de ello son los Rieslings de Alemania, que pueden ir perfecto con cualquier preparación de cerdo o carnes grasas.  

Lo mismo aplica a los quesos: que no nos engañen en pensar que sólo el vino tinto puede resultar un buen maridaje para nuestros lácteos favoritos. De hecho, los vinos blancos pueden ir muy bien con quesos tiernos y cremosos como el brie, quesos azules e incluso quesos curados, para aquellos vinos con crianza.

El vino blanco no tiene tanta presencia como el tinto

Depende. Si bien muchos de los vinos blancos se caracterizan por ser ligeros, algunas variedades de uva pueden darle a estos vinos una presencia importante. Por otra parte, también el paso por barrica y envejecimiento en botella también pueden aumentar el cuerpo del vino, y volverlos más cremosos y estructurados. Aquí nos encontramos con otra falsa creencia. A diferencia de lo que muchos suponen, existen muchos buenos vinos blancos con crianza

No existe tanta variedad de vinos blancos 

Este es un mito que no tiene fundamento, ya que la gran variedad de uvas con las que puede elaborarse un vino blanco no sólo generan un amplio abanico de variedades de color, sino también de aromas. A su vez, el tiempo de envejecimiento también puede producir vinos más estructurados que ligeros. 

Por último, el origen geográfico y climático donde se produce la vendimia también es otro de los factores a considerar. Teniendo que en cuenta que en España cada Denominación de Origen tiene al menos una variedad de vino blanco para destacar, el repertorio de posibilidades es muy rico y diverso. 

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